Mes: septiembre 2022

  • ¿Cuándo dejar de dar el pecho y cómo hacerlo?

    ¿Cuándo dejar de dar el pecho y cómo hacerlo?

    Por los múltiples beneficios de la lactancia materna, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda amamantar al bebé un mínimo de seis meses y, a ser posible, seguir hasta los dos años. Pero esta referencia no siempre es válida para decidir cuándo dejar de dar el pecho.

    Cada madre y su bebé tienen sus propias circunstancias. En muchos casos, dejar de dar el pecho representa para la mujer el final de un periodo muy íntimo y especial con su bebé.

    No hay un momento más adecuado para dejar de dar el pecho

    Después de seis meses alimentándose exclusivamente con leche materna, se recomienda que el bebé se vaya acostumbrando lentamente a los alimentos sólidos además del pecho. Pero aquí lo realmente importante son los sentimientos de la madre y del bebé.

    Algunos niños no tardan en perder interés por el pecho de la madre, mientras que otros siguen pidiendo teta hasta que alcanzan la edad de un año o incluso más. 

    Realmente, dar el pecho durante un largo periodo es bastante inusual, pero la Medicina apoya una lactancia materna duradera: los bebés que reciben leche materna durante más de seis meses son menos propensos a sufrir infecciones de oído o diabetes. Además, se ha demostrado que en las madres disminuye el riesgo de cáncer de mama y ovarios, así como la osteoporosis.

    Destete respetuoso: el bebé decide cuándo dejar el pecho

    Destete respetuoso Cool Dreams blog

    La forma más sencilla y armoniosa de destete es que el bebé decida cuándo ha llegado el momento de hacerlo, sin importar si es después de meses o de años. 

    Lo ideal, por supuesto, es que el criterio del bebé se sincronice con el de la madre y que pierda el interés por la lactancia justo cuando ella tenía pensado dejar de dar el pecho. Pero muchos niños se adelantan a esta decisión.

    Y es que, cuando llega a un cierto nivel de desarrollo, el bebé, de repente, encuentra todo lo demás más interesante que la lactancia materna y, a partir de este momento, empieza a querer comida variada. En ese caso, debes aceptar la decisión de tu peque y no seguir presionándole para que siga tomando el pecho. Tendrás, entonces, que pasar al biberón y, más tarde, a los potitos.

    No obstante, si ese rechazo de tu bebé a ser amamantado se produce cerca del final del cuarto mes de vida, consulta con tu médico o comadrona lo antes posible para averiguar por qué y cómo puedes motivar al bebé para que continúe con esa alimentación. Por lo general, suele tratarse de una actitud pasajera.

    Destete lento: desacostumbrarse del pecho poco a poco

    Si tu bebé no rechaza la leche materna antes de los seis meses, serás tú quien decida cuándo dejar de dar el pecho.

    Lo mejor es que, una vez consideres que ha llegado el momento, lleves a cabo un destete lento, es decir, de forma progresiva.

    Debes dejar al menos una semana entre cada etapa. Durante este tiempo, no sólo tu bebé sino también tu pecho se acostumbrarán a la nueva situación y tu producción de leche se reducirá debido a la menor demanda.

    Primero, reemplaza una comida con biberón o, si la edad de su hijo lo permite, con una papilla infantil. Luego completa la comida con leche materna. El bebé puede tardar algunas semanas en beber menos leche.

    Es recomendable que mantengas la lactancia materna en las mañanas y noches durante el mayor tiempo posible,  ya que esta comida materna también es emocionalmente importante para tu bebé al final del día. 

    Poco a poco, tu cuerpo se adaptará a la supresión de tomas e irá produciendo menos leche.

    Destete rápido: inevitable a veces

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    El destete rápido puede ser necesario por varias razones: enfermedades, otros sucesos imprevistos o si la madre no quiere dar el pecho desde el principio. 

    No es muy sencillo un destete brusco, por lo que siempre se recomienda la ayuda profesional. Bajo determinadas circunstancias, la mastitis y la obstrucción mamaria pueden llegar a ser muy dolorosas y problemáticas.

    Sin embargo, las compresas frías, los sostenes bien ajustados, palparte el pecho y los masajes suaves te ayudarán generalmente a controlar la producción de leche y a aliviar las molestias al cabo de unos pocos días. En caso de dolor intenso o fiebre, tendrás que ver a un médico inmediatamente.

    El destete rápido también significa un gran cambio para tu bebé, que tiene que lidiar con él física y mentalmente, al igual que tú. Durante este tiempo, deberás dedicarle más atención que en otros momentos, con la ayuda del padre o de otros familiares que te liberen de otras tareas. Así no romperás de golpe ese vínculo tan especial que implicaba la lactancia materna.

    ¿Qué ocurre con el excedente de leche cuando dejas de dar el pecho?

    Normalmente, tu cuerpo se encarga de absorber el excedente de leche cuando dejas de dar el pecho de forma progresiva. Sin embargo, para evitar mastitis, si se endurece un área debido a una obstrucción mamaria, puedes masajearla cuidadosamente con la mano mojada o untada de aceite. 

    Ahora bien, si el destete se ha producido repentinamente porque tu bebé así lo ha decidido, es mejor que uses un extractor de leche cuando sientas que tus pechos están llenos, pero sin vaciarlos del todo, para sentir alivio y también para que tu cuerpo se adapte más rápido.

    Por otro lado, hay quienes recurren a una mezcla de té de hierbas de salvia y menta de forma periódica cuando quieren reducir la producción de leche materna, pero, si vas a hacerlo, lo aconsejable es que consultes antes con tu médico o comadrona.

    Dejar de dar el pecho con pastillas

    En algunos casos, para dejar de dar el pecho, tu médico te puede prescribir unas pastillas para inhibir a la hormona prolactina, encargada de producir la leche materna. Sin embargo, no es un tratamiento milagroso – bloquea los receptores de prolactina, pero muchas veces se sigue produciendo leche– y, además, tiene efectos secundarios, como todo medicamento.

    Por tanto, si puedes decidir cuándo dejar de dar el pecho, lo ideal es que lo hagas progresivamente y siguiendo las recomendaciones que te hemos dado anteriormente.

    En caso de que sea tu bebé quien decida el destete, recuerda que debes respetar su decisión, seguir dándole todos tus mimos e ir reduciendo la producción de leche poco a poco.

  • Ecografía a las 20 semanas: ¿por qué es tan importante?

    Ecografía a las 20 semanas: ¿por qué es tan importante?

    La ecografía a las 20 semanas de embarazo, llamada técnicamente “ecografía morfológica de las 20 semanas”, es la más esperada y, a la vez, la más temida por las mujeres embarazadas.

    Y es que, cuando la gestación llega al segundo trimestre, el bebé ya se encuentra en un estado de desarrollo bastante avanzado, lo que permite ver más claramente si hay alguna posible anomalía o malformación en el feto.

    Veamos en qué consiste esta prueba y qué se valora exactamente en ella.

    Cómo es el feto a las 20 semanas de embarazo

    Feto eco 20 semanas Cool Dreams blog

     

    Recordemos primero, que en la semana 20 del embarazo, la gestación ha llegado a su ecuador y el feto ya mide unos 20 centímetros y pesa casi un cuarto de kilo. Es cuando empiezan a notarse los movimientos del bebé en el vientre. Estas “pataditas” ayudan al pequeño a entrenar su musculatura, que se está desarrollando.

    La piel del feto en esta etapa, cubierta por una grasa protectora llamada “vérnix caseoso”, ya tiene todas sus capas, y las uñas y el pelo continúan su crecimiento. Ya se le pueden ver las cejitas y las pestañas.

    Además, el corazón, los riñones, el hígado, la columna, los genitales y el intestino están prácticamente formados y comienza su maduración final.

    Un dato interesante es que, en la semana 20 de embarazo, el feto alcanza el punto álgido de desarrollo neuronal: cada minuto produce nada más y nada menos que 100.000 neuronas nuevas. No obstante, estas neuronas están vacías. Poco a poco,  se irán llenando de contenido y conectándose entre sí para producir pensamientos. 

    En qué consiste la ecografía a las 20 semanas

    La ecografía morfológica de las 20 semanas es una prueba indolora, que no implica radiación ni exposición y en la que se valora toda la anatomía del feto.

    Esta prueba, que dura una media hora, se realiza poniendo una sonda de ultrasonidos sobre el abdomen de la madre o por vía endovaginal, para que esos ultrasonidos sean transformados en imágenes. Es el mismo procedimiento que se utiliza normalmente en la ecografía de las 12 semanas y en la ecografía de las 8 semanas. 

    La particularidad de la eco de las 20 semanas es que no solo se toman las medidas del feto, sino que se examina órgano por órgano, con el objetivo de diagnosticar posibles anomalías y/o malformaciones, en cuyo caso se ampliará el estudio con pruebas más exhaustivas, como una amiocentesis o una resonancia magnética.

    Entre las anomalías que se pueden detectar gracias a la ecografía morfológica, figuran la espina bífida y la hidrocefalia. También es posible calcular el riesgo de preeclampsia (hipertensión del embarazo), de parto prematuro y de pérdida gestacional.

    Qué se evalúa exactamente en la ecografía morfológica

    Como hemos explicado, la ecografía morfológica es muy minuciosa, ya que analiza muchas variantes del estado de desarrollo del feto. En este sentido, se distinguen varios tipos de evaluaciones:

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    Evaluación anatómica

    Se centra en las distintas partes del cuerpo del feto. En la parte alta, se examina el cráneo y el cerebro del feto. También se explora toda la cara, incluyendo ojos, nariz, labios y perfil.

    Del diafragma, se estudian el corazón y los pulmones, mientras que, a nivel abdominal, se miran el estómago, los riñones, la vejiga, el hígado y el intestino.

    Por último, se valoran también la columna vertebral, la pared abdominal y las extremidades.

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    Evaluación del líquido amniótico

    Tanto si se observa un aumento del líquido amniótico  como una disminución del mismo, es posible que haya alguna anomalía fetal, ya que este líquido ayuda al feto a moverse en el útero y le permite desarrollarse de forma apropiada.

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    Doppler de arterias uterinas

    Midiendo el flujo que pasa a través de las arterias uterinas mediante ecografía Doppler, se puede interpretar cómo está funcionando la placenta y valorar el riesgo de algunas complicaciones del embarazo, como la ya mencionada preeclampsia o el retraso de crecimiento intrauterino (crecimiento del bebé).

    Asimismo, se observa mediante Doppler si la forma en que la placenta está implantada tapa parcial o totalmente el cuello del útero, lo que puede condicionar que el parto sea natural o por cesárea.

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    Evaluación del cuello uterino

    La longitud del cuello uterino o cérvix de la madre  ayuda a predecir un posible parto prematuro. Se entiende que mientras más corto sea el cuello del útero, mayor riesgo habrá de que se adelante el parto, aunque no hay un consenso científico sobre ello.

    Esta medida se realiza con más precisión mediante una ecografía endovaginal, pero también hay quien opta por la ecografía abdominal.

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    Evaluación del crecimiento fetal

    Durante la ecografía morfológica, se realizan mediciones de los distintos segmentos corporales del feto y se comparan con unas tablas estandarizadas de crecimiento intrauterino para determinar si el feto está creciendo de forma proporcionada.

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    En vista de todo lo que implica la ecografía a las 20 semanas de embarazo, es normal que, si están a punto de hacértela, sientas algo de temor. Pero piensa que, en muchos casos, un diagnóstico precoz permite decidir, por ejemplo, si es necesaria una mayor vigilancia médica de tu embarazo, el inicio de algún tratamiento o la programación de una cesárea que evite un parto traumático.

    Además, como en la semana 20 el feto está muy formado, se le saca mucho partido a las ecografías 3D y 4D, con las que vas a disfrutar contemplando en directo la carita y los movimientos de tu bebé. 😍

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