Que un bebé llore es algo de lo más normal, sobre todo durante las dieciséis primeras semanas de vida. Al fin y al cabo, el llanto es la forma que tienen los bebés de llamar la atención de los adultos ante cualquier necesidad o malestar. Es decir, es un mecanismo de supervivencia para ellos.

Descarta antes las causas habituales

Si la causa del llanto es algo tan habitual como el hambre, el exceso de frío o calor, una mala postura, un pañal sucio, etc, seguramente tu bebé dejará de llorar en cuanto soluciones el problema en cuestión. Pero si, aún así, sigue llorando y no tienes sospecha de que pueda estar enfermo, no desesperes ni dejes que perciba tu nerviosismo. Te aconsejamos que pruebes antes alguno de estos trucos para calmar a tu bebé.

Qué hacer si tu bebé no para de llorar

1. Envuélvelo en un arrullo

Se trata de un método clásico que ya se usaba en la Antigüedad, pero que se fue abandonando con el tiempo y ahora se ha empezado a recuperar en las sociedades nórdicas. 

Consiste simplemente en envolver al bebé con una toalla de algodón, una manta o algo similar, de forma que quede como un saquito, dejando la cara al aire. De esta manera, tu bebé no notará el vacío alrededor y se sentirá recogido como cuando estaba en el vientre.

2. Deja que escuche “sonidos blancos” un rato

Este truco sigue la misma lógica que el anterior. Cuando tu bebé aún no había venido al mundo, estaba acostumbrado a escuchar sonidos monótonos y constantes en su universo intrauterino, como la sangre fluyendo o el corazón latiendo. Son sonidos que tienen frecuencias al mismo nivel y crean una atmósfera armónica.

Pues bien, los “sonidos blancos” que producen determinados aparatos de nuestra vida cotidiana siguen este patrón. Según diversos estudios, estos sonidos no solo le recuerdan al bebé aquellos sonidos orgánicos de la madre, sino que pueden solapar otros ruidos del entorno que le alteran. Al final, su frecuencia cardíaca disminuye y acaba durmiendo.

Uno de los sonidos blancos que más se utiliza para calmar a los bebés cuando su llanto no cesa es el del secador del pelo. En realidad, no hace falta ni que enchufes el secador. Vídeos como el siguiente ya reproducen ese sonido durante varias horas para que solo tengas que dejarlo encendido hasta que tu bebé se duerma.

También existen en el mercado reproductores especialmente pensados para calmar el llanto de los bebés con ciertos sonidos. Un ejemplo es el Sleeping Baby Play, que, además de sonidos blancos, incorpora melodías evolutivas relajantes, creadas y diseñadas por musicoterapeutas profesionales.

3. La musicoterapia puede ser muy efectiva

Para empezar, recordemos que, antes de nacer, los niños ya son capaces de responder al estímulo de la música desde el vientre materno. Por eso, se les aconseja a las embarazadas que pongan música cerca de su barriga, para favorecer así el desarrollo del cerebro del bebé y estimular su frecuencia cardíaca. Además, la música de bebés también beneficiará a la madre, ya que aumentará su producción de endorfinas y, por tanto, su sensación de bienestar.

La música seguirá teniendo estos mismos efectos una vez el bebé haya nacido y durante su crecimiento. 

En este sentido, según algunos estudios, escuchar música de forma habitual, ayudará a tu bebé en el aprendizaje del habla y mejorará su capacidad de atención y su memoria. También tendrá beneficios sobre su inteligencia emocional y sobre su desarrollo motor cuando ya se mantenga en pie y empiece a dar sus primeros pasos.

Y, por supuesto, yendo ya al tema que nos ocupa, la música es una herramienta muy eficaz a la hora de serenar a los bebés llorones, porque reduce su nivel de estrés.

Lo más importante que has de tener en cuenta a la hora de utilizar la musicoterapia para que tu bebé deje de llorar es que no sirve cualquier tipo de música. Esta ha de tener un efecto relajante, por lo que no servirá aquella con un ritmo muy rápido o un tempo muy cambiante. 

Según los musicoterapeutas, la mejor música para relajar a los bebés es la clásica. El investigador inglés Michele Clements concluyó hace tiempo que la música barroca calma y relaja al niño, sobre todo los sonidos armónicos y agudos de Vivaldi y de Mozart. Esta teoría fue reafirmada después por las investigaciones de Don Campbell, autor del famoso libro “Efecto Mozart”, donde aseguraba también que este tipo de música, al ser rica en simetrías y modelos recurrentes, estimula las conexiones neuronales en el cerebro de los niños. 

Como curiosidad, comprueba en este simpático vídeo cómo se relaja y se duerme un bebé cuando su padre le pone el himno de la Liga de Campeones, compuesto a partir de una pieza barroca (Zadok el sacerdote, de G.F Händel):

De todos modos, otras músicas que también te pueden valer para el mismo fin son el New Age, las baladas o las canciones de cuna de toda la vida. Un buen ejemplo sería la siguiente lista de reproducción:

4. Prueba la maniobra de Hamilton

El pediatra californiano Robert C. Hamilton se hizo viral hace unos años al divulgar su técnica para calmar bebés, la cual asegura que funciona en el 90% de los casos.

Lo que hace Hamilton hace es levantar al bebé con una mano, empezando por su lado derecho, de forma que su bracito quede cruzado sobre su pecho. Después, lo va girando un poco hacia abajo y colocándole su brazo izquierdo cruzado sobre el anterior. Este giro lo harías con tu mano izquierda, en la que se acomodaría el cuerpecito de tu bebé y con la que fijarías su cabecita usando tus dedos índice y pulgar. Mientras, tu mano derecha lo estaría sujetando por las nalgas. El bebé debe quedar inclinado a unos 45 grados con la mirada dirigida al suelo. Luego solo tendrías que mecerlo suavemente de arriba a abajo y, de vez en cuando, balancear sus caderas. 

Para que te quede más clara esta maniobra, lo mejor es que veas el vídeo en el que el propio Hamilton hace una demostración.

Además, según el doctor Hamilton, la posición del bebé en esta maniobra, unida a los movimientos, tienen un efecto antireflujo, por lo que viene ideal cuando el llanto se debe a este problema gástrico.

5. Dale un masaje suave

Cuando se hace con movimientos suaves, el masaje tiene un efecto relajante, no solo en los adultos, sino también en los niños.

El mejor momento es después del baño, pero también puede ser un remedio para calmarle cuando llora de forma insistente.

Existen masajes específicos para bebés, aunque basta con que vayas masajeando cada parte de su cuerpo de forma delicada y ayudándote de un aceite o una crema. No obstante, si quieres aprender algo más profesional, puedes ver este vídeo, que nos ha parecido muy didáctico.

Y tú, ¿qué truco utilizas para calmar a tu bebé?

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