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Etiqueta: embarazo
Cómo y cuándo se sabe el sexo del bebé
¿Será niña o niño?…
Aunque el sexo del bebé que va a nacer no debería ser una cuestión relevante, lo cierto es que la mayoría de los padres quieren saberlo antes de que llegue el momento del parto. A veces, es por una razón práctica, como decidir con tiempo el nombre que le van a poner a su peque.
En cualquier caso, vamos a explicarte cuándo y cómo se sabe el sexo del bebé antes de que nazca.
Qué determina el sexo del bebé
En primer lugar, no está mal hacer un repaso de la genética que nos enseñaban en el cole y recordar por qué un óvulo fecundado acaba siendo un niño o, por el contrario, deriva en una niña.
En cada célula, los seres humanos tenemos 23 pares de cromosomas 846 cromosomas en total), de los cuales, los 22 primeros se llaman “autosómicos” y son iguales en el hombre y en la mujer.
La diferencia radica en el par 23, ya que en las mujeres se compone de XX y en los hombres, de XY.
Por otro lado, las células sexuales – los óvulos y los espermatozoides-, no contienen 23 pares de cromosomas como el resto de células del cuerpo, sino que tienen 23 cromosomas cada una. Así pues, el zigoto que se forma cuando un espermatozoide fecunda un óvulo tendrá 46 cromosomas. De estos, 23 provendrán de la madre y los otros 23, del padre.
Mientras que los óvulos siempre tienen el cromosoma sexual X, los espermatozoides pueden tener un cromosoma X o uno Y. Esto significa que, genéticamente, la probabilidad de tener un niño o una niña depende de si el espermatozoide que fecunda al óvulo es X ó Y: si es X, dará lugar a un zigoto femenino (XX), y sie es Y, el resultado será un zigoto masculino (XY).
¿Cuándo se sabe el sexo del bebé que va a nacer?
Como veremos a continuación, a partir de la novena semana de embarazo, ya se puede saber el sexo del bebé si la madre se realiza el test de ADN fetal, consistente en un análisis de sangre que puedes encargar en algún laboratorio que lo realice.
Si no, puedes esperar a hacerte la ecografía del segundo, en la que ya se distinguen claramente los órganos sexuales del bebé.
Formas de saber el sexo del bebé durante el embarazo
Hay varias técnicas con las que se puede saber el sexo del bebé durante el embarazo, pero unas son más invasivas que otras. Vamos a verlas.
Test de ADN fetal para conocer el sexo del bebé
Esta es una prueba no invasiva, que se realiza a través de una muestra de sangre de la madre embarazada. Se basa en la presencia de ADN fetal en la sangre de la madre, el cual se puede analizar para determinar el sexo del bebé con una precisión del 99%, sobre todo si se realiza en la décima o undécima semana de embarazo.
El test de ADN fetal, que se puede realizar a partir de las 9 semanas de gestación, se recomienda especialmente para aquellas mujeres con mayor riesgo de tener un hijo con una anomalía cromosómica, como el síndrome de Down.
Por tanto, además de determinar el sexo del bebé, el test de ADN fetal también puede proporcionar información sobre la presencia de ciertas anomalías cromosómicas o cromosomopatías.
Lo bueno es que el proceso de la prueba es simple. La madre debe proporcionar una muestra de sangre que se envía a un laboratorio especializado para su análisis. Allí se examina el ADN fetal presente en la muestra de sangre y se compara con el ADN materno para determinar el sexo del bebé.
Es importante destacar que este tipo de prueba es muy preciso y seguro, ya que no implica riesgos para la madre ni para el bebé. Además, no es necesario realizar ninguna preparación especial antes de la prueba, ni es necesario esperar mucho tiempo para obtener los resultados.
El procedimiento tarda aproximadamente 2 ó 3 días y el informe final puede contener uno de los siguientes resultados:
- Positivo para la presencia de cromosoma Y. Esto confirmaría la presencia de un feto masculino.
- Negativo para la presencia de cromosoma Y. Este resultado revelaría la ausencia de ADN del cromosoma Y en muestras de sangre materna, lo cual podría significar que la madre porta un feto femenino, o que la cantidad de ADN fetal en la sangre materna es muy baja (inferior al límite de detección de la prueba de ADN).
El precio del test de ADN fetal para saber el sexo del bebé varía según el laboratorio, pero está alrededor de los 80 euros.
La amniocentesis y el sexo del bebé
Al contrario que el test de ADN fetal, la amniocentesis es una prueba invasiva, ya que su fin es obtener una muestra del líquido amniótico que rodea al feto en el útero, para lo cual se introduce una aguja larga y delgada a través del abdomen y hasta dentro del útero.
Esta prueba se realiza generalmente entre las semanas 15 y 20 de embarazo, y se utiliza para detectar anomalías cromosómicas y otros problemas de salud del feto, así como para determinar el sexo del bebé.
La precisión de la amniocentesis para determinar el sexo del bebé es del 99%. Sin embargo, por tratarse de una prueba invasiva y por las complicaciones que puede implicar, se realiza generalmente solo si existe un riesgo significativo de anomalías cromosómicas o si se necesitan otras pruebas médicas adicionales.
Ecografía: una de las formas más comunes de saber el sexo del bebé
A las mujeres gestantes se les realiza un mínimo de tres ecografías durante el embarazo para comprobar si el feto se está desarrollando con normalidad.
Normalmente, en un embarazo normal o de bajo riesgo, se recomienda una ecografía por trimestre: la primera entre las semanas 11 y 14, la segunda entre la 18 y la 22 y la tercera entre la 32 y la 36.
Además de controlar la evolución del feto, la ecografía es una de las formas más comunes y no invasivas de saber el sexo del bebé, generalmente entre las semanas 18 y 22 de embarazo, aunque en algunos casos se puede realizar antes. De hecho, en la semana 16, los genitales del feto ya están formados.
Este tipo de ecografía para determinar el sexo del bebé se hace mediante una técnica de ultrasonido que permite ver las imágenes del feto. Su precisión puede llegar al 95%, aunque depende de diversos factores, como la calidad de la máquina de ultrasonido y la habilidad del técnico que realiza la prueba.
El método Ramzi para saber el sexo del bebé desde la sexta semana
En 2010, el doctor Saad Ramzi Ismail presentó su estudio sobre un método para predecir el sexo del bebé basándose en la ubicación de la placenta en el útero de la madre durante las primeras semanas de embarazo.
Según este método, si la placenta se encuentra en el lado derecho del útero, es más probable que el bebé sea un varón, mientras que si la placenta se encuentra en el lado izquierdo, existe más probabilidad que el bebé sea una niña.
Aunque, al principio, el dr. Ramzi pensaba que esta información no podía corroborarse hasta la semana 12 del embarazo, una nueva actualización de su investigación recuerda que el sexo podría averiguarse en función de la ubicación de la placenta ya en la primera ecografía.
El método Ramzi ha ganado popularidad en los últimos años, ya que muchas parejas están interesadas en saber el sexo del bebé antes del nacimiento. Sin embargo, es importante tener en cuenta que esta técnica no es 100% precisa y que el estudio que la avala no ha sido publicado en ninguna revista científica, por lo que no ha sido sometido a la revisión por pares.
Mitos y realidades sobre la predicción del sexo del bebé
Existen muchos mitos y leyendas sobre la predicción del sexo del bebé, algunos de los cuales han pasado de generación en generación.
Por ejemplo, se dice que si la forma de la barriga de la madre es puntiaguda, es un niño, y si es redonda, es una niña.
También hay una creencia según la cual si tienes antojos de dulces y frutas, estás esperando una niña, mientras que si lo que más se te antoja es proteína (carne, pescado, queso, etc), lo más probable es que tu futuro bebé sea niño.
Asimismo, nuestras abuelas creían que si los kilos que engordabas durante el embarazo se acumulaban en la barriga, era señal de que venía un niño. Pero si se te ensanchaban más las caderas y los muslos, se trataba de una niña.
Sin embargo, estos mitos no tienen base científica y no son precisos para determinar el sexo del bebé.
Por otro lado, existen algunas teorías que se basan en estudios científicos para predecir el sexo del bebé, como la teoría de la frecuencia cardiaca fetal (FCF). Según esta teoría, que no es completamente precisa, si la frecuencia cardíaca fetal es superior a 140 latidos por minuto, es más probable que sea una niña, mientras que si es inferior a 140 latidos por minuto, es más probable que sea un niño.
En definitiva, hoy la Ciencia ofrece técnicas demostradas a los que os preguntáis cómo y cuándo se sabe el sexo del bebé sin tener que esperar al momento de dar a luz. Por tanto, antes de acudir a antiguas creencias o a métodos sobre los que aún no hay una evidencia científica concluyente, lo mejor es hacerse alguna prueba no invasiva cuya precisión cercana al 100% esté demostrada, como el test de ADN fetal o la ecografía del segundo trimestre.
50 nombres de niñas exóticos y su significado
El nombre que le vas a poner a tu bebé es algo en lo que piensas incluso antes de plantearte tener hijos. ¿Quién, siendo adolescente, no ha dicho alguna vez “si, de mayor, tengo una niña, la llamaré” tal o, “si tengo un niño, le pondré” cual?
Nombres hay muchísimos y, a no ser que optes por la fórmula clásica de heredar el nombre de la madre, el padre o de algún familiar, te atraerá la idea de buscar un nombre poco común y que te suene bonito. Además, así, en el momento en que quieras personalizar las cosas de tu peque o etiquetarlas para la guardería, no habrá duda de quién se trata.
Si estás esperando una nena, aquí tienes 50 ideas de nombres de niñas originales para inspirarte y el significado de cada uno. Igual encuentras aquí el nombre ideal. 😉
Nombres de niñas en griego
Grecia no sólo es considerada cuna de la civilización occidental, sino de una rica mitología, plagada de ninfas y diosas, cuyos nombres se siguen usando hoy en día.
Aquí te apuntamos algunos nombres en griego para niñas y su significado.
- Alexandra (Αλεξάνδρα): Este nombre significa “defensora del pueblo” o “protectora del hombre”. Es una combinación de las palabras griegas “alexo” (defender) y “andros” (hombre).
- Ariadne (Αριάδνη): De origen griego, este nombre significa “muy santa” o “muy pura”.
- Athena (Αθήνα): nombre de la diosa de la sabiduría, la guerra y la justicia en la mitología griega.
- Cora (Κόρα): nombre de niña de origen griego, Korë, latinizado en Cora. Significa “doncella, muchacha joven”.
- Daphne (Δάφνη): Este nombre significa “laurel”. En la mitología griega, Daphne era una ninfa que se transformó en un árbol de laurel para evitar ser capturada por Apolo.
- Eleni (Ελενης): su significado es “rayo de sol”. Es la forma griega de Helena.
- Galatea (Γαλατέα): De origen griego, este nombre significa “blanca como la leche”. En la mitología griega, Galatea era una hermosa ninfa del mar.
- Kleio (ΓΚλείου ): significa “gloria” en griego.
- Nikoleta (Νικολέτα): versión griega del nombre Nicole, que significa “victoria del pueblo”.
- Thalia (Θάλια): Este nombre significa “florido” o “verdor”. Era también el nombre de la musa de la comedia en la mitología griega.
Nombres de niñas en árabe
A pesar de su influencia en nuestra cultura, el mundo árabe está lleno de exotismo para los occidentales, sobre todo por su lengua.
Mira estos nombres para niñas en árabe y recréate en su original sonido al pronunciarlos.
- Aisha (عائشة): un nombre muy apropiado para una recién nacida, puesto que significa “vida” o “viviente”.
- Amira (أميرة): Su significado es “princesa”.
- Fatima (فاطمة): es el nombre de la hija del profeta Mahoma y quiere decir “hija del profeta”.
- Leila (ليلى): Significa “noche”.
- Maryam (مريم): Es el nombre árabe para María, la madre de Jesús.
- Nour (نور): un nombre luminoso, ya que se traduce como “luz”.
- Rania (رانيا): significa “reina”.
- Salma (سلمى): su traducción sería “segura” o “pacífica”.
- Yasmin (ياسمين): como puedes imaginar, significa “jazmín”.
- Zainab (زينب): es el nombre de la hija del profeta Mahoma y significa “fragancia”.
Nombres celtas para niñas
Los antiguos celtas, que habitaron en Europa y en la península ibérica hace varios siglos, también nos han dejado un buen puñado de nombres de niñas originales y algo mágicos, además de leyendas que han inspirado series como Juego de Tronos o Britannia.
Aquí tienes 10 ejemplos:
- Aine: este nombre significa “brillo” o “esplendor”. Aine es también el nombre de una diosa celta del sol y la fertilidad.
- Briana: proviene del gales brynn, cuyo significado etimológico es “colina”, “alto”, “fuerte”. Así, el nombre se podría interpretar como “mujer fuerte o de gran fortaleza”.
- Brigid: su significado es “fuerza” o “exaltación”. Brigid es también el nombre de una diosa celta de la poesía, la curación y la metalurgia.
- Eilidh: este nombre, que significa “rayo de sol”, es una forma escocesa de Helen.
- Gwyneth: de origen celta, su significado es “blanca” o “afortunada”. Es también el nombre de un antiguo reino celta en Gales.
- Isolde: significa “luchadora de hielo”. Así se llamaba, además, una heroína de la leyenda celta de Tristán e Isolda, que inspiró la famosa ópera de Wagner.
- Liriel: este nombre significa “hija del mar”. Es una combinación de las palabras celtas “lir” (mar) y “iel” (hija).
- Maeve: de origen celta, su significado es “alegre”. Maeve es también el nombre de una reina guerrera en la mitología irlandesa.
- Niamh: significa “brillo” o “radiante”, y así se llamaba una diosa celta de la poesía y la belleza.
- Rhiannon: el significado de este nombre es “gran reina” o “divinidad”. Es también el nombre de una diosa celta de la fertilidad y la caballería.
Nombres de niñas hawaianos
Si te atraen más las culturas de origen asiático, puedes optar por elegir algún nombre de uno de los pueblos polinesios más conocidos: los hawaianos.
Como verás, en muchos nombres de niñas hawaianos, destaca el uso de la “i”:
- Ailani: este nombre significa “alta nobleza” o “princesa”.
- Halia: su significado es “recordar” o “recordatorio”.
- Kailani: se puede traducir como “mar y cielo”. Es una combinación de las palabras hawaianas “kai” (mar) y “lani” (cielo).
- Kalea: este nombre significa “brillo” o “alegría”.
- Leilani: el significado de este nombre es “flor real”. Combina las palabras hawaianas “lei” (guirnalda de flores) y “lani” (cielo).
- Mahina: significa “luna”. Es también el nombre de la diosa hawaiana de la luna.
- Malia: su significado es “calmada” o “tranquila”.
- Nalani: este nombre significa “cielo sereno” o “tranquilo”.
- Pua: el significado de este nombre tan cortito es “flor”.
- Wailani: significa “cielo acuático”. Es una combinación de las palabras hawaianas “wai” (agua) y “lani” (cielo).
Nombres de niñas africanos
Se estima que en África se hablan unos 2000 idiomas nativos, así que, imagínate la cantidad de nombres de niñas originales que se pueden encontrar allí.
Nosotros hemos seleccionado esta pequeña muestra:
- Alika: nombre nigeriano que significa “la más bella”.
- Ife: nombre yoruba que significa “amor”.
- Johari: de origen swahili, este nombre significa “gema” o “joya”.
- Kenia: también se escribe Kenya. Como el país africano homónimo, este nombre significa “la que viene de la montaña luminosa”.
- Nadjela: es un nombre que proviene de Camerún y su significado es “hermosa mirada”.
- Naina: nombre muy popular en Madagascar. Su significado es “bellos ojos”.
- Nia: de origen swahili, su significado es “propósito” o “intención”.
- Safiya: de origen swahili, este nombre significa “pura” o “sincera”.
- Sanza: nombre proveniente del Congo y extendido por toda la región. Su significado es “hermosa melodía”.
- Tariro: este nombre shona de Zimbabue se traduce como “esperanza”.
Estos son solo algunos ejemplos de la gran cantidad de nombres de niñas bonitos que hay por el mundo y que te pueden sonar exóticos. Cada uno tiene su propio significado, que puede ser una fuente de inspiración para elegir el nombre de tu hija.
Contracciones y parto: cómo saber si te ha llegado la hora de dar a luz
Las contracciones durante el embarazo se pueden producir en distintos momentos desde la segunda mitad de la gestación, pero, a medida que se acerca la fecha prevista para dar a luz, es inevitable relacionar directamente contracciones y parto: “¿será una falsa alarma o es que el bebé ya viene?”.
Hay formas de distinguir las contracciones de parto de las que solo son contracciones de embarazo y de aquellas que te indican que puede producirse un parto prematuro o un aborto.
Sigue leyendo para aprender a identificar las características de cada tipo de contracción.
Cómo es una contracción durante el embarazo
Desde el punto de vista fisiológico, cuando una mujer embarazada siente una contracción, lo que le está pasando es que su útero, que es un músculo grande, se tensa de pronto y se relaja después.
¿Qué mecanismo desencadena estas contracciones? Lo cierto es que no se sabe con certeza.
Una de las pocas evidencias científicas que se tienen al respecto es que la oxitocina, la hormona de la sexualidad y de las contracciones, es indispensable para que estas funcionen. Cuando las contracciones son insuficientes y se bloquea el parto de forma permanente, se puede administrar por vía intravenosa la variante sintética de la oxitocina.
Desde el punto de vista médico, las contracciones se dividen en contracciones del embarazo y contracciones del parto.
Las contracciones del embarazo son inofensivas para el bebé y para la continuidad del embarazo, a no ser que se trate de verdaderas contracciones prematuras, las cuales indicarían un parto prematuro o un aborto. Pero estas tienen unas características propias, como veremos más adelante.
Contracciones de Braxton Hicks: un entrenamiento temprano del útero
Notarás las primeras contracciones del embarazo muy pronto. Estas son las contracciones de Braxton Hicks, con las que el útero se prepara para el parto mucho antes de la fecha prevista. Estamos hablando de la semana 28 de la gestación, aunque también hay casos en que se inician ya en la semana 20.
Las contracciones de Braxton Hicks, también conocidas como «contracciones falsas», deben su nombre a su descubridor, el ginecólogo británico Braxton Hicks. Se localizan en la parte baja del abdomen y alrededor de las ingles, y pueden provocan un endurecimiento en la zona.
La duración de una de estas contracciones es de entre medio minuto y un minuto, un lapso de tiempo en el que el vientre se pone muy duro.
Las contracciones de Braxton Hicks son irregulares y relativamente indoloras, y remiten lentamente.
En cuanto a la frecuencia, por regla general, estas contracciones no se presentan más de tres veces por hora y no suelen intensificarse.
Además, las contracciones de Braxton Hicks no provocan dilatación del orificio uterino, como sí sucede con las verdaderas contracciones del parto.
Contracciones prodrómicas: últimos preparativos para el parto
Si eres madre primeriza, alrededor de la semana 36 de embarazo, notarás probablemente un dolor abdominal intenso, acompañado de dolor en la espalda y en la ingle. Se te pondrá el vientre muy duro, y el útero y el bebé presionarán la vejiga con fuerza.
Estos síntomas o pródromos de parto indican que tu cuerpo está haciendo los últimos preparativos para el parto inminente, aunque este puede no iniciarse hasta varios días después. Las madres experimentadas lo saben y suelen notar estas contracciones un poco antes que las primerizas.
La función fisiológica de las contracciones prodrómicas es disminuir progresivamente el tamaño del cuello uterino, que durante el embarazado se ha alargado hasta los 3 centímetros, hasta borrarlo.
Los prodrómos, al igual que las contracciones de Braxton Hicks, son también irregulares, pero suelen tener una duración más corta. Después de unos 15 segundos, desaparecen cuando te relajas o cambias de posición.
Dolores de encajamiento: el bebé se coloca para el parto
A menudo, las contracciones prodrómicas se convierten directamente en contracciones de encajamiento más dolorosas. Estas empujan la cabeza del bebé hacia abajo, hasta la pelvis, para que se coloque en la posición definitiva para el parto.
¿Qué puedes hacer para aliviar el dolor de estas contracciones de preparto?
Prueba a darte un baño caliente y, si has asistido a algún curso de preparación al parto practica las técnicas de respiración que te hayan enseñado.
No obstante, si temes que las contracciones se pueden deber a que se está ya iniciando el parto, habla con la comadrona o con el médico.
La parte positiva de los dolores de encajamiento es que te favorecen en algunos aspectos durante la última fase del embarazo. En cuanto la cabecita del bebé se pose en la pelvis menor, te costará menos respirar y comer. Por contra, a partir de ahora, notarás intensamente la presión de la cabeza del bebé en el suelo pélvico cuando te sientes o al caminar. Incluso puedes notar algunos calambres leves.
Contracciones prematuras: pueden aparecer en cualquier estadio del embarazo
A diferencia de las demás contracciones del embarazo, las prematuras no son inofensivas, ya que pueden provocar un parto prematuro o incluso un aborto. Los posibles síntomas son:
- Se producen con una frecuencia de más de tres contracciones por hora antes de la semana 36 de embarazo.
- Los dolores se intensifican.
- Los intervalos son cada vez más cortos.
- Se produce al mismo tiempo un flujo vaginal acuoso o sangriento, o bien dolor de espalda.
Aunque los dolores abdominales durante el embarazo pueden deberse a diversas causas, si notas uno o más de estos síntomas, acude al médico de inmediato. Las contracciones prematuras pueden indicar que te has excedido física o mentalmente y que deberás relajarte hasta que termine el embarazo.
Puede que, una vez te examinen, solo te recomienden descanso, tranquilidad y magnesio. Pero, si esto no tiene efecto, probablemente te ingresarán en el hospital para intentar mantener el embarazo el mayor tiempo posible mediante inhibidores de las contracciones, entre otros medios.
Contracciones de parto
Cuando el parto es inminente, comienzas a sentir las contracciones de parto propiamente dichas, aunque estas son diferentes dependiendo de la fase del parto en que te encuentres
Contracciones de dilatación: el parto anuncia su llegada
El proceso del parto empieza con las contracciones de dilatación, con las que el útero se contrae a intervalos regulares, cada vez más cortos.
Al principio, estas contracciones recuerdan al dolor menstrual y su intensidad va aumentando paulatinamente.
Las contracciones de dilatación abren el orificio uterino hasta unos diez centímetros para que el bebé pueda nacer.
Puedes identificar las contracciones de dilatación porque:
- Aparecen regularmente, al principio, a intervalos irregulares; después, cada diez minutos más o menos y, por último, cada dos minutos y medio o incluso más a menudo.
- Duran alrededor de un minuto y medio cada una.
- Empiezan siendo leves, alcanzan un punto álgido y se debilitan paulatinamente.
¿Cuándo ir al hospital?
No tienes por qué ir inmediatamente al hospital cuando aparezcan las primeras contracciones de dilatación. De hecho, muchas comadronas recomiendan a las futuras madres que se queden en casa el máximo tiempo posible para recobrar fuerzas para el parto.
Cuando una de las contracciones de dilatación dure entre un minuto y un minuto y medio, si ya no te sientes a gusto en casa o si necesitas instrucciones para respirar o un analgésico, entonces es momento de avisar a la comadrona o de dirigirse al hospital.
Dicho esto, independientemente de la intensidad y de la duración de las contracciones, tendrás que ir inmediatamente al hospital en caso de que se rompa el saco amniótico.
Contracciones de presión: el bebé quiere salir
Una vez empieza la fase de expulsión, ya no podrás resistir más el deseo de empujar.
Las contracciones de presión empujan al bebé a la salida de la vagina, que es el punto más estrecho del canal del parto. Cuanso la cabecita pasa este punto, el resto del cuerpo se suele deslizar sin problemas con ayuda de algunas contracciones más. Enseguida, verás la cara de tu bebé.
Contracciones posparto: ahora se desprende también la placenta
A continuación, con ayuda de las contracciones posparto, también se desprende la placenta. En comparación con las verdaderas contracciones del parto, estas son mucho más débiles y se parecen más bien a un dolor menstrual intenso.
Las contracciones posparto suelen durar entre diez y 15 minutos.
Si le das el pecho al bebé, esto también provoca contracciones en el útero, con las que se detienen las hemorragias. La responsable de esto es la hormona de la lactancia – la prolactina- y la oxitocina, cuya producción se fomenta mediante el reflejo de succión del bebé al mamar.
La oxitocina es importante para la subida de la leche y, al mismo tiempo, favorece la involución uterina. De esta manera, previene hemorragias posteriores e inflamaciones del útero, lo que se conoce como endometritis. A causa de los efectos de la oxitocina, varios días después del parto seguirás sintiendo estas contracciones de forma aislada.
Con todo lo explicado, te habrás dado cuenta de que cuando hablamos de contracciones y parto, no solo nos referimos al momento justo de dar a luz, sino a varias semanas antes de esa fecha. Esto demuestra que la Naturaleza es sabia y va preparando el cuerpo de la mujer poco a poco para el alumbramiento.
Diástasis abdominal por embarazo: ¿tiene solución?
Quizás estés pasando por ese momento en que, incluso semanas después de haber dado a luz, tu barriga está abombada y flácida, y se ve un hueco por el centro cuando te levantas . Es lo que se conoce como “diástasis abdominal” y la sufre un 66% de las embarazadas a partir del tercer trimestre de gestación y cerca del 80% tras el parto.
Vamos a ver por qué se produce esta distensión abdominal y cuál es la mejor forma de tratarla.
Causas y síntomas de la diástasis abdominal
Para entender mejor por qué se produce la diástasis abdominal, tienes que visualizar el músculo recto que todos tenemos en el abdomen y que se extiende desde la línea media del pubis hasta el borde inferior de la caja torácica:
Es un músculo par y aplanado, que, además de ayudarnos a tener la espalda recta y a flexionar el tronco, mantiene nuestras vísceras en su sitio, a modo de muro de contención.
¿Qué pasa con los músculos rectos cuando estás embarazada?
Pues que, por el crecimiento y la dilatación del útero, estos músculos se van apartando hacia los lados y dejan en el centro una separación que puede tener de 2 a 10 cm.
Cuando esto sucede, una de las primeras consecuencias es que la mujer que lo padece ve cómo se produce un abombamiento en el centro de su barriga, debido a que sus órganos internos se desplazan hacia delante por no contar ya con esa contención de los rectos, sino solo con un tejido conectivo que se ha quedado laxo.
Un consejo que te damos para palpar la separación de los músculos abdominales es que te tumbes de espalda y eleves la cabeza. La separación se encuentra a la altura del ombligo.
Aparte de esa flacidez y del abombamiento de la barriga, que es más una cuestión estética, otros síntomas de la diástasis abdominal son:
- Dolor abdominal, lumbar o pélvico durante el esfuerzo físico.
- Problemas digestivos: gases, estreñimiento, malas digestiones…
- Trastornos del suelo pélvico, como incontinencia urinaria o prolapso.
- Molestias en las relaciones sexuales.
Diástasis: ¿qué se puede hacer para tratarla?
Aunque hayas oído decir que la diástasis desaparece por sí sola a los pocos meses del parto, lo cierto es que, normalmente, se necesita algo de ayuda.
Para empezar, las mujeres jóvenes pueden minimizar los efectos de la diástasis abdominal si, cuando estén planificando quedarse embarazadas, refuerzan el tono muscular de su abdomen con ejercicios específicos.
Como esto no siempre es posible, una vez se produce la diástasis, es aconsejable tratarla para no sufrir las secuelas que hemos mencionado anteriormente.
Ejercicios para la diástasis abdominal postparto
Para empezar a hacer ejercicios de fortalecimiento abdominal tras el parto, es importante que primero tu médico lo valore, puesto que puede ser contraproducente justo durante las primeras semanas después de dar a luz. Incluso, los músculos rectos llegarían a separarse más.
De hecho, esas primeras semanas, debes evitar levantarte de la cama incorporándote hacia delante. Es mejor que lo hagas apoyándote de un lado primero.
Una vez el médico considera que puedes hacer deporte, lo más recomendado para la diástasis abdominal no son los abdominales clásicos ni nada que implique presión en la zona del abdomen. En su lugar, los abdominales hipopresivos son los más indicados, ya que te ayudarán a reducir la presión en las cavidades torácica, abdominal y pélvica.
Este tipo de abdominales se realizan adoptando determinadas posturas, a la vez que se ejecuta una apnea durante unos segundos.
Lo mejor es que te guíe un fisioterapetuta o un entrenador personal, pero puedes ir también aprendiendo la técnica con tutoriales como el del siguiente vídeo:
Tratamiento con fisioterapia
Si tu diástasis abdominal posparto es más bien leve, te pueden ayudar unas sesiones de fisioterapia, en las que combinarás el uso de una faja con ejercicios asistidos, basados en contracciones isotónicas e isométricas de los músculos transversos y oblicuos, los cuales forman nuestra faja abdominal natural.
Por otro lado, también se usa la tecnología Indiba para reparar el tejido dañado y, a través de la producción de colágeno y elastina, regenerar la línea alba abdominal.
Cirugía para diástasis grave
Por último, solo cuando los daños producidos por la diástasis abdominal son más severos – mucha piel sobrante en el abdomen, mucha separación de los rectos, hernias, etc-, se recurre a la cirugía.
En estos casos, tanto antes como después de la intervención, el tratamiento se complementa con la fisioterapia.
Por tanto, la diástasis abdominal, aunque es antiestética y molesta, no siempre reviste la misma gravedad y, la mayoría de las veces, tiene fácil solución.
El comportamiento de los perros con embarazadas
Si, en un anterior artículo, te hablamos de la relación entre perros y recién nacidos, esta vez queremos adelantarnos a la llegada del bebé y ver cómo es el embarazo con perros en casa.
Y es que el comportamiento de los perros con sus dueñas embarazadas suele cambiar desde el primer mes de la gestación, aunque variará en función de la personalidad del can, de cómo esté educado y de la relación que tenga con su dueña en particular.
¿Pueden los perros detectar el embarazo?
Habrás leído alguna vez noticias sobre estudios científicos relacionados con la capacidad de los perros para detectar ciertas anomalías, enfermedades y cambios en el estado de ánimo de sus dueños.
Pues bien, aunque no hay evidencia científica al respecto, se ha observado que, cuando una mujer se queda embarazada, su perro nota enseguida tanto los cambios físicos y anímicos como las alteraciones en el entorno (rutinas, costumbres, cambios en la casa, etc).
Por tanto, se puede decir que, de alguna manera, tu perro sí detecta que estás embarazada.
Cómo cambia el comportamiento de los perros con su dueña embarazada
Olfatea su vientre
Uno de los gestos característicos que suelen tener los perros con las embarazadas es olfatear su vientre. Su agudo sentido del olfato les permite detectar los desajustes en los niveles hormonales de su dueña a través del olor de algunas sustancias corporales, como el sudor o la orina.
Cambia su actitud
Otro cambio que quizás observes en tu perro si te quedas embarazada es un cambio en su estado de ánimo o en su actitud. ¿Solía ser un perro alegre y enérgico? Pues no te extrañes si empiezas a verlo tristón; ¿Le gustaba mucho comer? Tal vez lo deje de hacer temporalmente.
También es muy posible que, durante el embarazo, tengas a tu perro más pegado a ti de lo habitual y se muestra más cariñoso, o, justo al contrario, te evita. Puede reaccionar de cualquiera de las dos formas ante el cambio de olor de tu piel.
Orina donde no debe
Por otra parte, los perros pueden desorientarse cuando detectan el cambio de aroma en su dueña embarazada.
Esta desorientación les lleva a veces a orinar en lugares inapropiados, como el salón o un dormitorio.
Mordisquea las cosas del futuro bebé
A algunos perros les da por mordisquear cosas destinadas al futuro bebé si las encuentran a su alcance.
El embarazo con perros en casa: qué debes tener en cuenta
Cómo ya hemos comentado al principio, no todos los perros reaccionan igual ante el embarazo de su dueña, por lo que es difícil saber qué sucederá con el tuyo.
Sin embargo, puedes ayudar a tu peludo a adaptarse a la nueva situación siguiendo estos consejos:
Refuerza su entrenamiento
En realidad, esto deberías hacerlo desde el momento en que estés pensando en quedarte embarazada. El objetivo es que tu perro recuerde normas esenciales, como no hacer sus necesidades dentro de casa, no coger objetos que no sean suyos, sentarse cuando se lo ordenas o no ladrar si llega alguien a casa.
Preséntale al futuro bebé
Es una forma de que vaya familiarizándose con el nuevo miembro de la familia antes de que nazca. Puedes acercar tu barriga a su hocico y a sus orejas y dejarle que huela y escuche. Aunque te parezca mentira, será capaz de escuchar los latidos de tu bebé en tu vientre.
También enseñarle algunas cosas que hayas comprado para tu bebé, como ropita o juguetes.
Atiende sus cambios de ánimo
Si ves que se pone triste, dale más mimos o anímale con juegos.
¿Por qué no probar a que duerma junto a ti en una cama elevada para perros? 😃 Así, si quieres hacer colecho cuando nazca tu bebé, tu perro podrá conservar su espacio al otro lado de la cama y seguirá sintiéndose parte de la familia. [/col]
Desparasítalo una vez al mes
Es la frecuencia de desparasitación que se recomienda durante el embarazo frente a la habitual, que se ciñe a una vez cada tres meses.
Aunque nuestro organismo está preparado para defenderse de muchos parásitos, es bueno extremar precauciones si estás embarazada.
Familia de cinco…¡más uno!
Para que veas un caso real, te recomendamos que mires con atención este vídeo de una pareja de “embarazados” con dos perros y un gato.
El vídeo refleja la actitud de las mascotas los días previos al parto y también durante la llegada de la bebé. Fíjate en que no muestran apenas extrañeza, ya que los dueños se han ocupado de familiarizarlos con la pequeña desde que estaba en la barriga de mamá. Incluso parece que los perros reconocen el olor de su “hermanita”. ¡Qué ternura! 🐶🐶😍
Como ves, un embarazo no implica solo cambios para la mujer, sino también para los que están a su alrededor, incluido su perro.
Visto de forma positiva, si se dan apoyo mutuo, pueden formar un buen equipo perros con embarazadas, ya que ambos están dotados de una gran sensibilidad. 😌
Ecografía a las 20 semanas: ¿por qué es tan importante?
La ecografía a las 20 semanas de embarazo, llamada técnicamente “ecografía morfológica de las 20 semanas”, es la más esperada y, a la vez, la más temida por las mujeres embarazadas.
Y es que, cuando la gestación llega al segundo trimestre, el bebé ya se encuentra en un estado de desarrollo bastante avanzado, lo que permite ver más claramente si hay alguna posible anomalía o malformación en el feto.
Veamos en qué consiste esta prueba y qué se valora exactamente en ella.
Cómo es el feto a las 20 semanas de embarazo
Recordemos primero, que en la semana 20 del embarazo, la gestación ha llegado a su ecuador y el feto ya mide unos 20 centímetros y pesa casi un cuarto de kilo. Es cuando empiezan a notarse los movimientos del bebé en el vientre. Estas “pataditas” ayudan al pequeño a entrenar su musculatura, que se está desarrollando.
La piel del feto en esta etapa, cubierta por una grasa protectora llamada “vérnix caseoso”, ya tiene todas sus capas, y las uñas y el pelo continúan su crecimiento. Ya se le pueden ver las cejitas y las pestañas.
Además, el corazón, los riñones, el hígado, la columna, los genitales y el intestino están prácticamente formados y comienza su maduración final.
Un dato interesante es que, en la semana 20 de embarazo, el feto alcanza el punto álgido de desarrollo neuronal: cada minuto produce nada más y nada menos que 100.000 neuronas nuevas. No obstante, estas neuronas están vacías. Poco a poco, se irán llenando de contenido y conectándose entre sí para producir pensamientos.
En qué consiste la ecografía a las 20 semanas
La ecografía morfológica de las 20 semanas es una prueba indolora, que no implica radiación ni exposición y en la que se valora toda la anatomía del feto.
Esta prueba, que dura una media hora, se realiza poniendo una sonda de ultrasonidos sobre el abdomen de la madre o por vía endovaginal, para que esos ultrasonidos sean transformados en imágenes. Es el mismo procedimiento que se utiliza normalmente en la ecografía de las 12 semanas y en la ecografía de las 8 semanas.
La particularidad de la eco de las 20 semanas es que no solo se toman las medidas del feto, sino que se examina órgano por órgano, con el objetivo de diagnosticar posibles anomalías y/o malformaciones, en cuyo caso se ampliará el estudio con pruebas más exhaustivas, como una amiocentesis o una resonancia magnética.
Entre las anomalías que se pueden detectar gracias a la ecografía morfológica, figuran la espina bífida y la hidrocefalia. También es posible calcular el riesgo de preeclampsia (hipertensión del embarazo), de parto prematuro y de pérdida gestacional.
Qué se evalúa exactamente en la ecografía morfológica
Como hemos explicado, la ecografía morfológica es muy minuciosa, ya que analiza muchas variantes del estado de desarrollo del feto. En este sentido, se distinguen varios tipos de evaluaciones:
Evaluación anatómica
Se centra en las distintas partes del cuerpo del feto. En la parte alta, se examina el cráneo y el cerebro del feto. También se explora toda la cara, incluyendo ojos, nariz, labios y perfil.
Del diafragma, se estudian el corazón y los pulmones, mientras que, a nivel abdominal, se miran el estómago, los riñones, la vejiga, el hígado y el intestino.
Por último, se valoran también la columna vertebral, la pared abdominal y las extremidades.
Evaluación del líquido amniótico
Tanto si se observa un aumento del líquido amniótico como una disminución del mismo, es posible que haya alguna anomalía fetal, ya que este líquido ayuda al feto a moverse en el útero y le permite desarrollarse de forma apropiada.
Doppler de arterias uterinas
Midiendo el flujo que pasa a través de las arterias uterinas mediante ecografía Doppler, se puede interpretar cómo está funcionando la placenta y valorar el riesgo de algunas complicaciones del embarazo, como la ya mencionada preeclampsia o el retraso de crecimiento intrauterino (crecimiento del bebé).
Asimismo, se observa mediante Doppler si la forma en que la placenta está implantada tapa parcial o totalmente el cuello del útero, lo que puede condicionar que el parto sea natural o por cesárea.
Evaluación del cuello uterino
La longitud del cuello uterino o cérvix de la madre ayuda a predecir un posible parto prematuro. Se entiende que mientras más corto sea el cuello del útero, mayor riesgo habrá de que se adelante el parto, aunque no hay un consenso científico sobre ello.
Esta medida se realiza con más precisión mediante una ecografía endovaginal, pero también hay quien opta por la ecografía abdominal.
Evaluación del crecimiento fetal
Durante la ecografía morfológica, se realizan mediciones de los distintos segmentos corporales del feto y se comparan con unas tablas estandarizadas de crecimiento intrauterino para determinar si el feto está creciendo de forma proporcionada.
En vista de todo lo que implica la ecografía a las 20 semanas de embarazo, es normal que, si están a punto de hacértela, sientas algo de temor. Pero piensa que, en muchos casos, un diagnóstico precoz permite decidir, por ejemplo, si es necesaria una mayor vigilancia médica de tu embarazo, el inicio de algún tratamiento o la programación de una cesárea que evite un parto traumático.
Además, como en la semana 20 el feto está muy formado, se le saca mucho partido a las ecografías 3D y 4D, con las que vas a disfrutar contemplando en directo la carita y los movimientos de tu bebé. 😍
Inducción al parto: pros y contras
Lo deseable para una mujer embarazada es que el parto se produzca de forma espontánea y natural en la fecha prevista. Pero hay veces que la inducción del parto puede ser beneficiosa tanto para la madre como para el niño, cuando no, necesaria.
¿En qué casos está indicada la inducción al parto?
Razones médicas para inducir un parto
Salir de cuentas
La razón más frecuente para que un médico vea indicada la inducción al parto es que la embarazada haya salido de cuentas.
Un embarazo tiene una duración media de 40 semanas, pero como en momento exacto de la concepción no se conoce generalmente, saber la fecha de parto con precisión es difícil. Por tanto, lo normal es que se espere hasta la semana 42 para inducir al parto, ya que solo entre el 4 y el 5 por ciento de los bebés nacen en la fecha prevista.
Entretanto, los médicos vigilarán a la madre y al niño con especial atención durante las semanas 41 y 42 del embarazo, y llevarán a cabo revisiones a intervalos diarios.
En la segunda mitad de la semana 42, a más tardar, se inducirá el parto, ya que existe el riesgo de que la placenta deje de cumplir sus funciones por completo y el bebé pueda sufrir una falta de oxígeno, otras deficiencias en su alimentación o problemas circulatorios.
Inducción al parto por rotura de bolsa sin contracciones
En la mayoría de los casos, las contracciones y el proceso del parto comienzan dentro de las 24 horas después de haber roto aguas.
Si no se producen contracciones después de romperse el saco amniótico, el riesgo de infección aumenta, de manera que se le ofrece a la madre la posibilidad de inducir el parto. Y si ella prefiere esperar un poco más y no se inicia el parto después de 48 horas, por lo general, es inevitable la inducción.
Diabetes gestacional
Las mujeres embarazadas que son diagnosticadas con diabetes gestacional presentan un mayor riesgo de sufrir un parto prematuro con rotura de saco amniótico antes de la semana 38 de la gestación.
Los bebés de madres diabéticas suelen ganar más peso de lo normal durante la gestación. Así que cuando no se produce el parto prematuro espontáneo y se comprueba que el bebé supera los cuatro kilos, se recomienda la inducción del parto por diabetes gestacional después de la semana 38 del embarazo, a fin de evitar que haya complicaciones en el nacimiento.
Enfermedades crónicas o agudas
La inducción al parto también está indicada en caso de enfermedades crónicas o agudas, como la preeclampsia (gestosis hipertensiva), enfermedades renales o hepáticas que podrían dañar el bienestar de la madre y del bebé o llevar a complicaciones en el parto.
Fuerte estrés físico y psicológico de la madre
El estrés de la madre puede afectar al desarrollo del bebé y también llevar a complicaciones en el parto, a un parto prematuro o incluso a un aborto espontáneo.
Por esta razón, en caso de que la madre esté sufriendo un fuerte estrés físico y psicológico, el médico puede recomendar la inducción al parto después de la semana 37 del embarazo, si el bebé es lo suficientemente maduro.
Déficit de abastecimiento del feto
Si el bebé no tiene suficiente líquido amniótico, no le llegan los nutrientes necesarios para desarrollarse con normalidad y, por tanto, deja de crecer. Ante tal situación, el médico puede aconsejar inducir el parto.
Razones personales de inducción al parto
Además de las razones médicas que acabamos de mencionar, hay casos en los que la programación de un parto inducido la acuerdan los padres junto con el médico por alguna razón personal, como un viaje inevitable antes de la fecha prevista del parto natural.
No obstante, lo más aconsejable siempre es no inducir el parto si no es por razones médicas.
¿Cuáles son los procedimientos para inducir el parto?
En principio, cuando después de la semana 40 del embarazo, el bebé no hace amago de querer nacer, las comadronas aconsejan a la madre ciertos métodos naturales para provocar el parto: practicar sexo, ya que, al liberar prostaglandinas, se fomentan las contracciones; estimular los pezones para liberar oxitocinas, hacer ejercicio, caminar, bailar, reír, etc.
Pero cuando el parto se debe inducir por razones diferentes a haber salido de cuentas, los profesionales sanitarios recurren a otros procedimientos más especializados.
Procedimientos médicos para inducir el parto:
- Abertura del saco amniótico. En este caso, el parto debería tener lugar en un plazo máximo de 24 a 48 horas, ya que, de lo contrario, aumentaría el riesgo de infección y de prolapso del cordón umbilical, que suele ser una indicación de parto por cesárea. Por eso, este método ya se utiliza muy poco.
- Extracción a mano del saco amniótico. Se hace en el caso de desprendimiento de las membranas. Aquí se liberan las prostaglandinas y, en aproximadamente el 50 por ciento de todos los casos, el nacimiento comienza durante las 48 horas siguientes. El procedimiento puede ser doloroso, pero ofrece la posibilidad de que no sea necesario adoptar medidas adicionales para provocar las contracciones o inducir el parto. Esto no aumenta el riesgo de complicaciones del parto o una cesárea.
- Administración de prostaglandinas vía supositorios, comprimidos o geles vaginales, que a menudo provocan contracciones severas en un corto periodo de tiempo.
- Administración del suero para provocar contracciones: una infusión con Syntocinon, una variante sintética de la oxitocina, hormona de la subida de la leche y de la sexualidad. Esto también resulta en contracciones muy severas en un corto período de tiempo y a menudo una llamada “tormenta de contracciones”. Junto con este suero, también se ofrece anestesia epidural (anestesia local) a la mujer durante el parto para mitigar el dolor.
Ventajas de una inducción del parto
El número de inducciones de parto que se practican en la actualidad va en aumento, lo cual provoca controversia y rechazo entre los defensores del parto natural.
Sin embargo, como hemos visto, en ocasiones, la decisión de inducir el parto puede ser necesaria e implicar también ventajas para la madre y el bebé.
Tras evaluar numerosos estudios sobre la inducción del parto, investigadores de la Universidad estadounidense de Stanford llegaron a la conclusión de que, en el caso de los bebés “salidos de cuentas” que esperan demasiado tiempo para nacer, los inconvenientes de la espera a menudo superan a los inconvenientes de la inducción. Por ejemplo, cuando el meconio (los primeros excrementos del bebé) penetra en el líquido amniótico puede ser perjudicial para el bebé.
Por otro lado, ya en la semana 41 del embarazo, muchos niños mostraron arrugas en la piel y otros signos de que su embarazo ya estaba durando demasiado. Además, los científicos señalaron que, al inducir el parto a partir de la semana 41, se reduce la probabilidad de una cesárea (alternativa).
Ahora bien, más allá de una gestación excesivamente prolongada, en el caso de otras indicaciones médicas, ocurre al contrario: un nacimiento natural estaría asociado a riesgos demasiado grandes, por lo que no se plantea la cuestión de los pros y contras de la inducción al parto.
Inconvenientes de una inducción del parto
Los detractores de la inducción del parto critican muchas veces el hecho de que sólo sirve para facilitar la programación de las clínicas o que las mujeres embarazadas expresan su deseo de hacerlo por razones “egoístas”. Pero esta es una opinión subjetiva.
Desde el punto de vista científico, está probado que, comparado con las mujeres que esperan para dar a luz de forma espontánea, las que lo hacen por parto inducido se enfrentan a los siguientes inconvenientes:
- La anestesia tiene que administrarse casi el doble de veces después de intervenciones para inducir el parto, debido a contracciones intensas y fuerte dolor.
- La necesidad de medidas adicionales para provocar contracciones se incrementa en un 60 por ciento en el caso de un parto inducido.
- Se requiere un 60 por ciento más de métodos de monitorización invasivos (CBT/cardiotocografía interna para monitorizar los tonos cardíacos, extracción de sangre fetal).
- La probabilidad de parto por métodos invasivos vaginales (fórceps, ventosas) aumenta en un 30 por ciento y la probabilidad de una cesárea, en un 50 por ciento.
En este sentido, el principal criterio para determinar la efectividad de una inducción del parto y qué otras intervenciones médicas puede implicar es el grado de madurez del cuello uterino. Las comadronas evalúan esto y, por lo tanto, cómo avanza el proceso de parto en una escala de 1 a 10 según el llamado método de puntuación Bishop.
Según este método de evaluación, un valor de 8 o más significa que el cuello uterino está listo para el parto. La inducción del parto ha logrado así su objetivo, con una probabilidad cada vez menor de tener que emplear medidas adicionales para avanzar en el proceso de parto.
¿Puede una inducción del parto generar efectos a posteriori?
No se conocen, de momento, estudios científicos sobre los efectos tardíos de la inducción del parto.
Desde luego, lo ideal es un parto natural y lo más rápido posible, por su importancia en términos emocionales para el vínculo entre las madres y sus bebés, tal y como explicó en su obra el famoso ginecólogo francés Frederick Leboyer.
Pero esto no significa que las mujeres que dan a luz a sus bebés mediante una inducción al parto o una cesárea tengan que temer por que su relación emocional con sus hijos se vea afectada como consecuencia de ese parto no espontáneo.
Dolores abdominales en el embarazo: causas y tratamiento
Uno de los síntomas del embarazo más habituales son los dolores abdominales. Todas las mujeres embarazadas los padecen con mayor o menor intensidad.
Mientras que, en algunos casos, solo notan una especie de tirón, en otros, las molestias se parecen más a los calambres fuertes.
Causas comunes del dolor abdominal durante el embarazo
Cuando una mujer sospecha que puede estar embarazada, el dolor abdominal suave se interpreta como una señal, junto con otros síntomas o cambios físicos y psicológicos.
Una vez confirmado el embarazo y cuando ya está más avanzada la gestación, las causas más comunes de los dolores abdominales son las siguientes:
- Crecimiento del útero y del bebé: hace que aumente la tensión en músculos, ligamentos y órganos internos.
- Tensión en los ligamentos uterinos: producen dolores que pueden convertirse en calambres. Los ligamentos uterinos son filamentos de músculos lisos y tejido conjuntivo que recorren los laterales del útero hasta la pared pélvica y desde allí hasta la vulva. Su misión es mantener el útero en una posición estable y erguida. La progresión del embarazo hace que esos ligamentos se sobreextiendan y se estresen a medida que el útero crece, lo que causa dolor a ambos lados del abdomen y en la parte baja o ingles, así como dolor de espalda. El dolor abdominal es similar a los dolores menstruales o a las agujetas. Puede llegar a ser un dolor severo en una etapa temprana del embarazo, sobre todo cuando ese dolor se localiza los ligamentos redondos y provoca como un pinchazo.
- Desplazamiento del útero: este movimiento evolutivo deriva en el cuadro de tensión de los ligamentos que hemos descrito antes. Muchas mujeres experimentan más dolor abdominal en el lado derecho, ya que, durante el embarazo, el útero tiende a desplazarse ligeramente hacia ese lado..
- Factores hormonales: las hormonas del embarazo provocan el aflojamiento de los tejidos corporales.
- Gas y Estreñimiento: al aumentar los niveles de progesterona, se producen gases, ya que la liberación de esta hormona hace que el tracto digestivo se retrase y que, con ello, los alimentos se desplacen más lentamente. Esta alteración también suele derivar en estreñimiento. Bebiendo mucha agua, comiendo alimentos ricos en fibra, haciendo ejercicio suave, y, si es preciso, usando ablandadores de heces, combatirás el exceso de gases y el estreñimiento.
- Relaciones sexuales durante el embarazo: también pueden causar dolor abdominal y leve dolor lumbar. Normalmente, las mujeres sienten el orgasmo como una agradable ondulación en la vagina y el útero, pero ahora también puede ir acompañado de una sensación de dolor similar al de las contracciones leves, especialmente en la recta final del embarazo. Esto no supone ningún peligro para el bebé ni para el embarazo, a no ser que haya contraindicaciones médicas para tu caso concreto.
- Contracciones: como veremos más adelante, pueden producirse prematuramente porque el útero se “entrena para el parto” – contracciones de Braxton Hicks-, por estar sometida a excesos físicos o estrés, o porque el parto ya está cerca.
Señales de alarma según la fase del embarazo
El dolor abdominal y los calambres también pueden ser síntomas de complicaciones durante el embarazo, con características y repercusiones diferentes según la fase de la gestación:
- Al principio del embarazo, por ejemplo, los dolores abdominales pueden deberse a un aborto espontáneo precoz o a un embarazo extrauterino. Si se tratara de un aborto espontáneo precoz (hasta la semana 12 del embarazo), los dolores serían similares a calambres en la parte inferior del abdomen y se acompañarían de sangrado; médicamente, suele ser imparable. En caso de embarazo extrauterino inadvertido, generalmente entre la octava y décima semana de embarazo, además del sangrado, se produce un dolor intenso que comienza en el lado en el que se encuentra el embrión y después afecta a todo el abdomen. En ambos casos, se requiere asistencia médica urgente.
- En el segundo trimestre del embarazo, el dolor abdominal severo similar al de los calambres puede indicar un aborto espontáneo tardío (de la semana 13 a la 23 del embarazo), aunque es algo poco común y afecta aproximadamente a uno de cada 100 embarazos. En caso de dolor abdominal y sangrado o flujo leve, es preciso consultar de inmediato al médico o la comadrona para saber cómo proceder. Un sangrado agudo es una emergencia y requiere tratamiento hospitalario urgente.
- Entre la semana 24 y 37 del embarazo, el dolor abdominal, pélvico y de espalda, posiblemente acompañado de diarrea, puede ser una señal de que podría producirse un parto prematuro. Por tanto, es preciso acudir urgentemente al hospital. Si no has roto aguas, se puede retrasar o parar el inicio del parto.
- En la segunda mitad del embarazo, el dolor abdominal intenso también puede ser un síntoma de otras complicaciones del embarazo. Por ejemplo, el síndrome HELLP, una complicación grave del embarazo, se caracteriza por dolor intenso en la parte superior derecha del abdomen.
¿Dolor abdominal o contracciones reales?
Muchas mujeres embarazadas temen tener contracciones prematuras. Por tanto, es importante distinguir entre el dolor abdominal relacionado con el embarazo y las contracciones reales.
Para ello, hay que saber lo que son las llamadas contracciones de entrenamiento o contracciones de Braxton Hicks, que se dan desde el comienzo de la segunda mitad del embarazo. Consisten en una leve contracción de los músculos uterinos y un endurecimiento del abdomen y, generalmente, comienzan entre la semana 28 y 30 del embarazo, pero también hay casos en que las han notado ya en la semana 20.
A través de estas contracciones, todo el útero se ve sometido a un “entrenamiento para el parto”.
Las contracciones de Braxton Hicks no suelen ser dolorosas, se suceden a intervalos irregulares y desaparecen después de un minuto como máximo, sobre todo si haces reposo.
En cambio, las contracciones reales o de parto se producen a intervalos regulares que se van acortando y el dolor aumenta gradualmente. Si antes de la semana 36 empiezas a tener contracciones más de tres veces cada hora, son dolorosas y persistentes, especialmente en la zona lumbar, y van asociadas a flujo acuoso o sanguinolento, es preciso acudir a un médico.
Por último, ten en cuenta que las contracciones prematuras pueden indicar también que te has excedido física o psíquicamente y necesitas urgentemente descanso y relajación.
Cómo aliviar el dolor abdominal durante el embarazo
Calor
El calor, la tranquilidad y la relajación ayudan a aliviar los dolores agudos. Por ejemplo, un cojín térmico, un cojín caliente de semillas, una bolsa térmica o un baño caliente ayudan a aliviar el dolor en el útero.
Masajes
Los masajes abdominales con aceites suaves de masaje proporcionan relajación. Además, los aceites para mujeres embarazadas mejoran la elasticidad de la piel y ayudan a prevenir las estrías.
Asimismo, las compresas de aceite en la zona inguinal impiden que el dolor aumente.
Bandas para el vientre y fajas
Cuando el embarazo ya está avanzado, las bandas para el vientre o fajas pueden aliviar durante el día la tensión de los tejidos.
Paseos o ejercicio suave
Las mujeres embarazadas no deben dejar de hacer regularmente ejercicio. Pero has de evitar los movimientos rápidos y repetitivos.
Los paseos o algún tipo de deporte de equilibrio suave, como el yoga adaptado, te servirá tanto para mantener el tono físico y activar la circulación como para que, con el movimiento, se relajen los músculos del cuerpo, incluyendo los del útero. De esta manera, también puedes prevenir el dolor intenso.
Cambiar de postura si estás tumbada
Para aliviar el dolor de los ligamentos redondos, si estás tumbada, prueba a estirarte suavemente y cambiar de posición.
Flexionar las caderas antes de toser o estornudar
Al toser o estornudar, aún se tensa más el abdomen. Flexionando las caderas cuando sientas que te viene un estornudo o una tos, reducirá la tensión y también el dolor.
Cuándo debes acudir al médico
En el caso de dolor abdominal persistente, intenso o agudo, es esencial que un médico te examine. Estos dolores no sólo pueden ocultar complicaciones en el embarazo, sino también otras enfermedades como apendicitis, cistitis, cálculos renales o cálculos biliares.
Sobre todo, has de consultar a tu médico si, además del dolor abdominal, tienes los siguientes síntomas:
- Fiebre, escalofríos.
- Sangrado.
- Náuseas, vómitos, diarrea.
- Sangrado y flujo llamativo.
- Escozor o dolor al orinar.
Como ves, los dolores abdominales en el embarazo son uno de los factores negativos de la apasionante experiencia que supone la maternidad. La parte positiva es que olvidas pronto esos malos momentos en cuanto le ves la cara a tu bebé. 😉
Los movimientos del bebé durante el embarazo
A la mayoría de las mujeres embarazadas o que han pasado por un embarazo les cuesta describir el cúmulo de emociones que experimentan cuando sienten los primeros movimientos del bebé en su barriga.
Probablemente, es en ese momento cuando tomas conciencia de que estás gestando una vida.
Al principio, solo notas algún golpecito o patadita de vez en cuando. Pero, a medida que el embarazo avanza, esos movimientos se vuelven más regulares e intensos, y se convierten casi en un lenguaje con el que el bebé se comunica contigo.
Cuándo empiezas a sentir los movimientos del bebé
A partir de la séptima u octava semana de embarazo, el médico ya puede detectar los primeros movimientos del bebé en la ecografía y mostrártelos en directo a través del monitor.
Es una imagen impactante, ya que en esas semanas el feto solo mide unos centímetros, pero ya es capaz de “aletear” enérgicamente sus extremidades en el líquido amniótico.
Sin embargo, esos primeros movimientos son imperceptibles para la madre. Será entre la semana 18 y 22 aproximadamente cuando empieces notar que tu bebé se mueve, sobre todo si eres primeriza.
En caso de embarazo múltiple o de que ya hayas estado encinta anteriormente, desde la semana 16 – incluso antes-, ya podrás sentir los primeros movimientos, ya que los músculos abdominales, al haberse dilatado durante la primera gestación, están más laxos y ceden antes a los primeros golpecitos.
No obstante, el momento exacto en que empiezas a notar los movimientos de tu bebé depende de la localización de la placenta y del grosor de su pared.
Muchas embarazadas describen estos primeros movimientos como un “ligero temblor”, una “caricia” o un “mariposeo”.
Lo cierto es que estas señales son muy importantes para empezar a involucrarte emocionalmente con tu bebé.
Evolución de los movimientos a lo largo del embarazo
- A partir de la semana 24 o 25, los movimientos empiezan a ser más intensos. El bebé boxea, patalea y hasta da volteretas en el líquido amniótico. Puede suceder incluso que le dé hipo, y entonces notes cómo tu barriga se estremece con cada «hip». También puede haber días en los que no sientas nada.
- Hasta la semana 32, los movimientos del bebé van ganando en intensidad y frecuencia. Irás viendo cada vez más protuberancias en la barriga.
- Hacia el final del embarazo, sentirás que los movimientos pierden intensidad. En vez de puñetazos en los laterales y patadas en las costillas, tendrás una sensación de “empujar y estirar”. Esto se debe simplemente a la falta de espacio.
Con qué frecuencia se mueve el bebé
Lo normal es que un bebé se mueva de manera irregular a lo largo del día. Por tanto, habrá veces en que los movimientos solo duren unos segundos y otras en que lo notes marchoso más de una hora.
También habrá fases de reposo absoluto, que pueden durar entre 40 minutos y varias horas. Esto es porque el bebé en la barriga, al igual que el recién nacido, tiene su propio ritmo de sueño-vigilia.
Así pues, cuando notes que tu bebé lleva un largo rato sin moverse, lo más seguro es que esté descansando o durmiendo
Muchos niños se mueven con más intensidad por la noche, cuando su madre descansa o se acaba de acostar.
En cuanto al número de patadas, aunque este no se puede predecir, la mayoría de las mujeres se acostumbran al ritmo de movimiento de su bebé a lo largo del embarazo y notan si todo está en orden.
¿Y si el bebé no se mueve?
En ocasiones, puedes tener la sensación de que el bebé no se ha movido durante horas, cuando en realidad sí lo ha estado haciendo. Esto puede deberse a que has estado concentrada en diversas tareas que te han mantenido desconectada de lo que ocurría en tu vientre.
Además de esto, existen otras causas por la que puedes sentir menos los movimientos fetales:
- Alta cantidad de grasa abdominal.
- Baja cantidad de líquido amniótico.
- Bebé posicionado con sus brazos y piernas alejadas de la pared uterina.
- Placenta ubicada en la cara anterior del útero, ya que amortigua el movimiento del bebé.
Consejos para estimular los movimientos fetales
No obstante, si tanto a ti como a tu pareja os preocupa esa aparente ausencia de movimiento, podéis probar varias estrategias para animar al bebé a que se mueva:
- Acuéstate sobre el lazo izquierdo, apoya la barriga en una almohada y espera un rato.
- Siéntate, pon los pies en alto, relájate y espera.
- Ponte un aparato de música sobre la barriga o acaríciala tranquilamente, ya que es una forma de despertar al bebé en caso de que esté dormido.
- Consume algún alimento que sepas que estimula al bebé.
Si aún así estáis inseguros y veis que el bebé no responde a los estímulos, lo recomendable es que consultéis al médico o a la comadrona. En la mayoría de los casos basta con una ecografía o con medir los latidos del bebé para comprobar que todo está bien y que no se está produciendo sufrimiento fetal.
Pero lo más habitual es que no haya nada de lo que preocuparse. De hecho, más de una vez os tocará tranquilizar al bebé con caricias, susurros o cantos, ya que, a partir del quinto o sexto mes de embarazo, ya empieza a sentir vibraciones, cambios de temperatura y presión.
En definitiva, los movimientos del bebé en la barriga representan una bonita forma de comunicación con su futura familia y eso hay que saberlo disfrutar.
La fecha del parto: un valor orientativo pero no preciso
Las madres y los padres que están esperando un bebé siempre tienen curiosidad por saber la fecha exacta en que su retoño va a venir al mundo y van a poder cogerlo, por fin, en sus brazos. Pero lo cierto es que solo entre el 4 y el 5 por ciento de los bebés nacen en la fecha prevista.
No obstante, aunque no se pueda calcular con exactitud la fecha del parto, sí hay fórmulas para saber la fecha aproximada, lo cual ayuda no solo a organizarse en casa sino también a evaluar el desarrollo del bebé durante el embarazo.
¿Cómo se calcula la fecha del parto?
Sin olvidar que se trata de un valor orientativo y que solo fija un margen, lo primero que hay que averiguar para calcular la fecha de parto es el día aproximado en que se ha iniciado el embarazo.
La ovulación y, con ello, la posibilidad de quedarse embarazada, suele caer en la mitad del ciclo. El óvulo vive luego unas doce horas. Si no se fecunda durante ese tiempo, muere y se expulsa con el siguiente periodo. Así, el comienzo real de un embarazo es casi idéntico al momento de la ovulación, que por regla general no se puede medir con exactitud.
Por eso, el cálculo de la duración de un embarazo se basa en el primer día de la última menstruación, que es un dato fácil de controlar. A ese día se le conoce técnicamente como FUM (último período menstrual) o FUR (fecha de tu última regla).
A partir de esa fecha, se cuentan 280 días ó 40 semanas, aunque el embarazo en sí realmente dura solo 38 semanas. En las dos primeras semanas que se han calculado todavía no existe el embarazo, sino que el cuerpo se prepara para quedar encinta.
Para contar los 280 días ó 40 semanas a partir de la FUR, te puedes ayudar de un calendario como el que te mostramos en el artículo Cómo saber si estoy embarazada: síntomas y pruebas de embarazo.
Regla de Naegele
Por otro lado, existe una fórmula para averiguar la fecha probable del parto (FPP), llamada “regla de Naegele”. Es la que tiene mayor aceptación entre los especialistas y está recomendada por la Organización Mundial de la Salud.
Por ejemplo, si tu FUR (fecha de la última regla) es 1-11-2020, la fórmula quedaría así:
Sumas 7 días = 8
Restas 3 meses = mes 8 (agosto)
Añades un año (excepto si tu última regla fue en enero o febrero) = 2020
Resultado de tu FPP: 8-agosto-2021
Puedes usar esta fórmula para una primera aproximación a tu FPP, pero será la ecografía que te realice tu ginecólogo/a la que te dé el dato más fiable.
¿Cómo determina el médico la fecha prevista para el parto?
Normalmente, entre la semana 9 y 12 del embarazo, se realiza la primera ecografía, y ahí el médico también verifica la fecha de nacimiento calculada.
Los datos físicos en los que se basa el especialista son la longitud céfalo-caudal del niño o el diámetro del hueso craneal entre las sienes. Si hay más de cinco días entre la fecha de nacimiento calculada y la fecha determinada por la ecografía, el nuevo valor se convierte en la fecha de nacimiento prevista.
Después de la semana 12 de embarazo, los médicos no suelen corregir la fecha de nacimiento, ya que a partir del segundo trimestre de embarazo, cada bebé tiene su propio ritmo de crecimiento individual. Por tanto, la medición de la longitud corporal o del diámetro craneal deja de cobrar importancia.
Si una mujer no se entera de que está embarazada hasta que ha pasado el tercer mes de embarazo, el médico determina en la ecografía todos los datos que le permitan sacar conclusiones sobre la fecha de nacimiento. Entre estos datos, cabe destacar el diámetro transversal de la cabeza, la longitud del fémur y la circunferencia abdominal del bebé a la altura del cordón umbilical.
Importancia de la fecha de nacimiento para la evaluación médica del embarazo
Determinar la fecha de nacimiento esperada lo más exactamente posible es importante para evaluar el nivel de desarrollo del bebé y para llevar a cabo ciertos procedimientos médicos.
Por ejemplo, una cesárea no se programa generalmente antes del comienzo de la semana 38 del embarazo, debido a que el cuerpo del bebé y, sobre todo, su función pulmonar no están completamente desarrollados hasta entonces.
Incluso en el caso de complicaciones del embarazo, contracciones prematuras o partos prematuros, saber con más o menos con exactitud la duración real del embarazo permite minimizar los riesgos tanto para la madre como para el niño.
¿Y si el parto se retrasa?
Aunque pueda originar inquietud, el nacimiento “salido de cuentas”, por lo general, no es peligroso para el bebé, y casi siempre se produce en el margen de tiempo normal para el nacimiento. Lo importante es que la placenta siga cumpliendo bien sus funciones y, por tanto, el bebé esté bien.
Por este motivo, a partir de la semana 40 se controla el embarazo con mucha más frecuencia. Si no hay complicaciones, el parto se induce normalmente a mediados de la semana 42, ya que si se prolongara más, estaríamos hablando de un embarazo postérmico o posmaduro y sería perjudicial para el bebé.
Así pues, cuando pienses en la fecha del parto, hazte a la idea de que un embarazo puede durar entre 37 y 42 semanas, por lo que has de contar siempre con esa horquilla. Así, solo tendrás que preocuparte de acudir a las revisiones rutinarias en tu centro médico.