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Categoría: Dormitorio
Método Montessori para bebés
Hoy queremos acercarte al método Montessori, del que seguramente habrás oído hablar.
Al igual que la pedagogía del Movimiento Libre, desarrollada por Emmi Pikler y de la que te hablamos en un artículo anterior, los revolucionarios postulados de María Montessori también ponen el foco en estimular la curiosidad natural de los niños y potenciar las capacidades propias de cada uno.
Ambas pedagogas rompieron en su momento con los esquemas tradicionales de la educación, pero, tal vez, el método Montessori ha ido calando algo más en el sistema educativo y ha sido avalado por la Neurociencia.
De hecho, hoy ya existe una amplia red de escuelas especializadas en la metodología Montessori, aunque también se ha ido introduciendo su filosofía educativa en las escuelas públicas y en muchos hogares.
¿Quieres saber en qué consiste el método Montessori y cómo podrías aplicarlo con tu bebé en casa?
Qué es el método Montessori
Se trata de un modelo educativo que desarrolló, a finales del siglo XIX y principios del XX, la neuróloga y educadora italiana María Tecla Artemisia Montessori (1870-1952), más conocida como María Montessori, una mujer adelantada a su época.
Frente a la educación tradicional, basada en la memorización de conocimientos programados y en un sistema de recompensas y castigos dirigido por un adulto, el método Montessori se centra en la estimulación sensorial para potenciar la predisposición natural de los niños a aprender más.
“La primera tarea de la educación es agitar la vida, pero dejándola libre para que se desarrolle”
María Montessori
Es decir, que si en la educación tradicional es el adulto/profesor quien dirige el aprendizaje del niño, en la escuela Montessori, el niño es el verdadero protagonista del proceso educativo y quien autodirige su aprendizaje mientras el adulto/profesor solo le guía.
El fin del método Montessori es ayudar a los niños a ser unos seres más humanos, equilibrados y autónomos.
Los 6 grandes principios del método Montessori
La pedagogía que desarrolló María Montessori se puede resumir en estos seis grandes principios:
1. Respeto a la naturaleza del niño
El método Montessori hace hincapié en favorecer el desarrollo natural de las aptitudes de los niños, dejando que tomen sus propias decisiones.
Al decidir por sí mismos, los niños desarrollan habilidades que contribuyen a mejorar su autoestima, su seguridad y sus sensación de autonomía.
2. Mente absorbente
Desde el nacimiento y hasta los 6 años, la mente de los niños es como una esponja y absorbe de forma inconsciente todo lo que ocurre a su alrededor. Así, las experiencias que viven van construyendo su propia identidad.
Por eso, es muy importante generar un ambiente adecuado, donde puedan vivir experiencias estimulantes y enriquecedoras.
3. Periodos sensibles
El método Montessori distingue las diferentes etapas en las que los niños se vuelven especialmente receptivos a determinadas habilidades o destrezas.
Estas etapas son denominadas como “periodos sensibles” y en ellos se han de potenciar las habilidades correspondientes a través de una serie de juegos y actividades.
4. Ambiente adecuadamente preparado
Se trataría de adaptar el entorno del/la niño/a a sus necesidades en función de su edad, pero siempre con el fin de fomentar su automotivación y su autoaprendizaje.
En este sentido, conviene que el espacio de aprendizaje esté limpio y ordenado, para favorecer el movimiento, la seguridad y la realización de actividades.
También se recomienda decorar el ambiente con elementos naturales.
5. Uso de materiales específicos
Para facilitar a los adultos la aplicación de su método y favorecer el autoaprendizaje en los niños, Maria Montessori y sus colaboradores crearon unos nuevos materiales.
Son materiales específicos, generalmente hechos de madera y con diversas formas, colores y texturas, enfocados a potenciar los cinco sentidos.
Los materiales Montessori van desde cilindros de sonidos o cubos de colores hasta letras de lija.
Lo importante es que haya una variedad de materiales disponibles en el espacio educativo para que los niños elijan los que les mejor les convengan para su actividad.
En este sentido, es importante que vayas observando a tu peque para comprobar qué funciona y que no. Quizás así también se te ocurran nuevas ideas para ayudarle.
6. El adulto como guía
Como ya hemos mencionado anteriormente, en el método Montessori, el adulto no dirige el aprendizaje del/la niño/a ni indica en cada momento lo que los niños tienen que hacer.
El rol del adulto en la enseñanza Montessori es el de guía o acompañante. Es decir, el adulto observa y detecta los momentos sensibles en los que el/la niño/a puede aprovechar su máximo potencial para adquirir nuevas habilidades, acompañándolo y ayudándole a confiar en sí mismo/a. Pero no impone nada, sino que respeta las iniciativas del infante.
¿Cómo aplicar el método Montessori en casa con tu bebé?
En función de los principios que acabamos de explicar, puedes empezar a poner en práctica el método Montessori en casa antes de que tu hijo/a vaya a la escuela.
Un espacio propio en casa
Por un lado, puedes intentar que tu bebé tenga un espacio en casa despejado de peligros y ordenado para que se mueva por él libremente y de forma segura, aunque siempre bajo tu supervisión.
Ese espacio puede ser su dormitorio, que, aunque no lo use de momento, por estar durmiendo en tu habitación o haciendo colecho, sí lo puede ir identificando como “su espacio” y el lugar donde va siendo consciente de su autonomía.
En este sentido, puede ser muy útil contar con una cuna de colecho convertible en cama, que se puede usar desde el nacimiento hasta los 4-5 años.
De esta forma, el día que empiece a dormir solo, a tu hijo/a no le resultará extraño ese elemento dentro de su dormitorio, ya que lo reconocerá como el sitio donde habitualmente duerme.
Materiales caseros para el juego y la exploración
Otro consejo para aplicar el método Montessori en casa es dotar a ese espacio, destinado a la exploración y al juego, de diferentes objetos y materiales adecuados para la edad de tu bebé.
Los materiales puedes comprarlos o hacerlos a mano, y no tiene por qué ser algo complicado. Puedes probar con distintas formas geométricas de madera o cartón, retales textiles de diferentes colores y texturas (fieltro, terciopelo, seda…) pegados en un panel de corcho, cajas de zapatos decoradas para llamar su atención, pelotas de goma, etc.
El caso es que tu bebé vaya experimentando y viendo las posibilidades que le da la manipulación de esos objetos: abrir y cerrar, cambiar posiciones, poner y quitar, apilar y construir, contar, etc.
Respeta sus ritmos y evita castigos y/o recompensas
Ya hemos comentado que cada niño/a tiene su propio ritmo de aprendizaje, así que no trates de empujarle a avanzar en ningún sentido para que aprenda más rápido.
Tampoco debes reñirle si se porta mal o premiarle si hace algo bien, ya que su propia satisfacción interna se lo indicará. En todo caso, tómate un tiempo en explicarle las consecuencias de haber hecho algo incorrecto cuando esto suceda.
Realmente, el método Montessori está repleto de ideas interesantes que, en su momento, sonaron extravagantes y provocadoras, pero que hoy están plenamente reconocidas en la comunidad educativa.
Aquí solo te hemos hecho un resumen, pero si quieres profundizar más, siempre puedes hacerlo a través de los libros que la propia María Montessori y su equipo escribieron sobre esta metodología educativa, como Ideas generales sobre el método (1948) o El método de la pedagogía científica aplicado a la educación de la infancia (1909).
Muerte Súbita del Lactante: lo que has de saber para evitarla
Aunque, con los años, ha ido disminuyendo su incidencia, el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL) afecta a uno de cada dos mil bebés y es la primera causa de muerte infantil entre el primer mes y el año de vida en los países desarrollados.
Lejos de querer ser alarmistas con un dato tan llamativo, nuestra intención con este artículo es simplemente proporcionarte información sobre los factores de riesgo del SMSL y sobre las formas de reducirlo para que las tengas en cuenta.
Qué es el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante
El Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL) es la muerte repentina e imprevisible de un bebé, normalmente mientras duerme. Por eso, también se le llama “muerte en la cuna”.
Si, una vez hecha la autopsia al bebé, no se encuentra una explicación médica y/o forense al fallecimiento, se declara como causa el SMSL.
Como ya hemos adelantado, se trata de la primera causa de muerte infantil, pero no existen muchos datos concluyentes sobre ella, ya que los primeros estudios protocolizados empezaron a hacerse a mediados de los años 80 del siglo pasado.
A día de hoy, se sabe que hay una mayor vulnerabilidad en bebés de entre 1 y 10 meses de edad- más en niños que en niñas-, y que la incidencia aumenta en los meses de invierno.
También se ha observado un mayor número de muertes súbitas de bebés en ciertos grupos étnicos.
Qué puede causar la muerte súbita del bebé
Las causas de la muerte súbita del lactante no se han logrado determinar con certeza.
Lo que sí han concluido las diferentes investigaciones sobre el tema es que no existe un solo factor que desencadene la muerte repentina del bebé, sino que lo que la produce es probablemente una confluencia de varios factores (orgánicos, inmunológicos, etc), que influyen en la estimulación del sueño y en la capacidad del cuerpo del bebé para detectar acumulación de dióxido de carbono en la sangre.
Factores naturales
Concretamente, se habla de los siguientes factores naturales:
- Una anomalía en el cerebro: es decir, un defecto o una falta de madurez del tronco cerebral -especialmente, en niños prematuros-, el cual controla la respiración y el despertar durante el sueño. Posiblemente, los bebés que padecen estas anomalías cerebrales carecen del mecanismo de protección que les permite detectar la falta de aire o el exceso de dióxido de carbono.
- Un trastorno metabólico: por ejemplo, por la carencia de cierta enzima (acil-CoA deshidrogenasa de cadena media), es posible que no sean capaces de procesar bien los ácidos grasos, y que estos, al acumularse, originen una interrupción rápida y fatal de la respiración y de la función cardiaca.
- Un defecto en el sistema inmunológico: el sistema inmunológico de algunos bebés víctimas del SMSL genera un número de glóbulos blancos y proteínas mayor que lo normal, lo que puede repercutir en el ritmo cardiaco y en la respiración durante el sueño del bebé, o hacer que este caiga en un sueño profundo.
Factores ambientales o externos
Los factores naturales aumentan más el riesgo de muerte súbita del bebé cuando coinciden con determinados factores ambientales:
- Dormir decúbito prono (boca abajo) o decúbito lateral (de costado): en estas posiciones, los bebés tienen mayor dificultad para respirar.
- Dormir sobre una superficie blanda: un colchón blando, un colchón de agua o una manta mullida, deja el cuerpo del bebé hundido y puede bloquear sus vías respiratorias.
- Compartir la misma cama o sofá para dormir: el riesgo de muerte súbita se incrementa si el bebé duerme dentro de la misma cama o en el sofá con sus padres, sus hermanos o sus mascotas.
- Ambiente con humo de tabaco: ser fumador pasivo es un riesgo para la salud del bebé en general y, por tanto, también aumenta la probabilidad de sufrir muerte súbita.
- Calor excesivo: tener la calefacción muy alta o abrigar mucho al bebé, le predispone para el SMSL. En este sentido, puede ayudar todo lo que favorezca la transpirabilidad en la cuna, como, por ejemplo, un protector de malla transpirable.
Prevenir la muerte súbita: ¿en qué posición debe domir el bebé?
Llegados a este punto, ya habrás deducido que la posición en la que tu bebé duerme es clave a la hora de reducir el riesgo de muerte súbita.
Y así es. Tras comprobar que un alto porcentaje de lactantes víctimas del Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL) solían dormir boca abajo o de lado, en los años 90, se inició una campaña de concienciación pública impulsada por la Asociación Americana de Pediatría, en la que se recomendaba que los bebés durmieran boca arriba (decúbito supino).
El resultado fue muy significativo, ya que la tasa global del Síndrome de Muerte Súbita del Lactante se redujo un 50 por ciento.
La razón por la que, si pones a tu bebé a dormir boca arriba, se reduce el riesgo de muerte súbita es que, en esta posición, su sueño no será tan profundotendrá mayor facilidad para respirar, así como para moverse y desabrigarse si siente exceso de calor.
No obstante, siempre que puedas estar vigilante mientras tu bebé duerme -por ejemplo, a la hora de la siesta-, conviene que lo vayas cambiando de vez en cuando de la posición boca arriba (decúbito supino) a la posición boca abajo (decúbito prono). Así evitarás una posible plagiocefalia en su cabecita.
Otros consejos para evitar la muerte súbita del bebé
Además de poner a tu bebé boca arriba para dormir, hay otras medidas que ayudarán a reducir el riesgo de muerte súbita:
- No fumar ni consumir alcohol o drogas: se ha observado una relación directa entre el consumo de estas sustancias y el síndrome de muerte súbita del lactante, tanto si ese consumo se produce durante el embarazo como si es después.
- Amamantar al bebé: se estima que el riesgo de SMSL se reduce entre un 50 y un 70 por cien si el bebé es amamantado. Una de las razones a las que se apuntan es que, al comer menos cantidad pero más veces, su patrón de sueño es más superficial.
- Usar un colchón adecuado para dormir: es importante que el colchón sea firme, aunque lo ideal es que también esté fabricado con un material que evite la excesiva concentración de CO2. Es el caso de ERMA®, un material especialmente desarrollado por Babykeeper para sus colchones infantiles.
- Practicar el colecho en una cuna diseñada para tal fin: como ya explicamos en otro artículo de nuestro blog, el colecho tiene múltiples beneficios. Y aunque muchos padres lo practican metiendo al bebé en su cama, esta forma de colecho entraña ciertos riesgos, entre los cuales está el aplastamiento o la muerte súbita. Lo mejor es usar una cuna de colecho, que se acopla a la cama de los padres con un lado abierto, de forma que el bebé está junto a ellos, pero preservando su propio espacio.
- Regular la temperatura de la habitación: no es casualidad que haya una mayor incidencia del SMSL en los meses más fríos, ya que es justo cuando se enciende la calefacción y se abriga más al bebé . Una temperatura muy alta o un exceso de abrigo puede hacer que sufran un golpe de calor.
- Despejar la cuna de cojines, peluches o mantas gruesas: todos estos objetos blandos dentro de la cuna aumentan el riesgo de asfixia del bebé, porque si los mueve tirando de ellos con sus manitas, pueden acabar sobre su cabeza, tapando la entrada de aire. Tampoco son aconsejables los cojines antivuelco, que, además, resultan innecesarios en bebés que aún no son capaces de darse la vuelta por sí solos.
- No dejar al bebé durmiendo en la sillita del coche: la cabecita del lactante tiende a caer hacia delante cuando se duerme en la silla del coche o en una hamaca. Como el mentón choca con el tórax, pierde fuerza para respirar bien. En todo caso, debes procurar usar una silla que permita la posición a contramarcha si tu bebé pesa menos de 13 kilos.
Con toda esta información, esperamos no haberte generado temor, sino más bien que te hayas concienciado sobre la importancia de seguir unas pautas para reducir al máximo el riesgo de muerte súbita en tu bebé.
Ten en cuenta que, según las estadísticas, el número de casos de SMSL se reduce notablemente cuando la población está mejor informada.
Plagiocefalia: qué es y cómo prevenirla en tu bebé
Es un problema que va en aumento y que ya afecta a casi la mitad de los bebés de dos meses. Se llama plagiocefalia postural o “síndrome de cabeza plana”.
En principio, solo es un problema estético, pero, cuando el origen es postural, se puede evitar tomando algunas precauciones.
Sigue leyendo y verás todo lo que has de saber sobre la plagiocefalia.
Qué es la plagiocefalia
La plagiocefalia postural o posicional es una deformación adquirida en el cráneo del bebé por una presión constante en su cabeza durante los primeros meses de vida, cuando las placas óseas son blandas y aún no se han fusionado.
La consecuencia de esa presión continuada, sobre todo si el bebé aún no puede incorporarse o moverse por sí mismo, es que el cráneo no se desarrolla de manera uniforme y una parte de la cabeza queda aplanada.
Como puedes observar en el ejemplo de la imagen, la cabeza del bebé, en su parte trasera, se ve más abultada del lado derecho y más plana del lado izquierdo.
Cuáles son las causas de la cabeza plana
Para explicar mejor las causas de esta patología, hemos de distinguir entre los tres tipos de plagiocefalia postural que existen:
- Plagiocefalia prenatal: se produce durante el embarazo, cuando el espacio intrauterino es más reducido de lo normal y el cráneo del feto se va deformando tras haber pasado varias semanas con poca movilidad.
- Plagiocefalia perinatal: está originada por el uso de fórceps o ventosas sobre el bebé durante el parto.
- Plagiocefalia posnatal: tiene una relación directa con la postura del bebé, sobre todo cuando duerme. Durante mucho tiempo, se solía colocar a los bebés boca abajo para dormir, pero la alta incidencia del Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL), llevó a recomendar que los bebés durmieran boca arriba. Y, efectivamente, esta postura redujo las muertes súbitas del lactante en más de un 40%, pero también empezó a detectarse un aumento de casos de plagiocefalia postural por permanecer el bebé en esa posición supina durante tantas horas seguidas.
Cómo puedes prevenir la plagiocefalia
Si tu bebé ha nacido sin deformidades en el cráneo, prevenir la plagiocefalia postural durante su desarrollo es cuestión de tomar ciertas precauciones.
Cuando el bebé está despierto y hasta que sea capaz de incorporarse o darse la vuelta pos sí mismo, sigue estas recomendaciones:
- Varía su postura cada cierto tiempo: un rato boca abajo y otro rato boca arriba.
- Cámbiale de lado durante la lactancia.
- Procura que juegue boca abajo: si ves a tu bebé en actitud de jugar, mejor que lo haga boca abajo, siempre y cuando puedas estar vigilándole. Jugar boca abajo evitará la presión prolongada sobre su cabecita y, además, fortalecerá su cuello.
- Alterna el uso del carrito con otras formas de transporte de tu bebé, como el porteo o los brazos de mamá y papá.
¿Y a la hora de dormir? ¿Tienes que estar cambiando de postura a tu bebé para evitar el síndrome de cabeza plana?
La verdad es que hacer eso durante la noche sería complicado y, sobre todo, ¡agotador!
Afortunadamente, ya hay avances que nos proporcionan otras soluciones para prevenir la plagiocefalia en los bebés mientras duermen.
En concreto, el sistema Nesting que incorporan los colchones de BabyKeeper, además de reducir el riesgo de muerte súbita y de proteger al bebé de infecciones e irritaciones, eliminan el exceso de presión sobre la cabecita de los recién nacidos. Por ello, es recomendable usar este sistema para prevenir la plagiocefalia hasta que el bebé pueda darse la vuelta de forma autónoma, entre los 4 y los 6 meses de edad.
¿Cómo funciona el sistema Nesting Babykeeper para prevenir la plagiocefalia?
Nesting Babykeeper es un sistema patentado sencillo pero muy efectivo. De hecho, es único en el mercado actualmente.
El colchón dispone de una pieza circular que se puede extraer. En su lugar, queda una cavidad libre de presiones que evitará deformar la cabecita del bebé mientras duerme.
Lo único que hay que procurar es que, al acostar al bebé para acunarlo y dormir, lo coloques boca arriba y su cabeza coincida con esa cavidad. Es fácil, porque se aprecia una marca circular en el tejido de la funda.
La cabeza de tu bebé apoyada en esa cavidad ayudará a prevenir la plagiocefalia durante los primeros 4 ó 6 meses de vida, en los que el/la peque no puede darse la vuelta por sí mismo/a, aunque gire la cabecita a un lado.
Transcurrido ese tiempo, si compruebas que tu bebé ya se da la vuelta solo/a, puedes volver a colocar la pieza circular en su sitio.
¿Hay tratamiento para la plagiocefalia si ya se ha producido?
La plagiocefalia postural se puede tratar, aunque el tratamiento será distinto en una plagiocefalia leve o en una severa.
En cualquier caso, lo primero es que el pediatra te confirme el diagnóstico después de examinar al bebé.
Cómo tratar la plagiocefalia leve
Para corregir la plagiocefalia leve, lo que se aconseja es ir cambiando las posiciones del bebé, con el fin de dejar libre de apoyo la parte de la cabecita que esté aplanada.
Por ejemplo, si tu bebé tiene plana la parte izquierda de la cabeza, has de intentar que apoye más tiempo el lado derecho que el izquierdo.
Un truco para conseguir esto si está despierto, sería poner algo que llame su atención (un juguete, un carrillón…) frente al lado donde quieres que apoye la cabeza.
Por otra parte, las recomendaciones que te hemos dado antes para prevenir la plagiocefalia, también son válidas para tratar los casos leves.
Asimismo, observa si tu bebé tiene inclinada la cabeza hacia un lado concreto, ya que podría padecer una tortícolis o alguna alteración muscular, y esto explicaría la plagiocefalia. De hecho, alrededor del 20 % de los bebés con cabeza plana, tiene tortícolis.
Por tanto, no podría corregirse la cabeza plana sin tratar antes la afección muscular del cuello.
Tratamiento de la plagiocefalia severa: el casco corrector
En el caso de una plagiocefalia severa, esta podría afectar al desarrollo psicomotor del lactante.
Así pues, lo más probable es que el especialista prescriba el uso de un casco corrector, también conocido como “ortesis craneal”. Su función es que la cabeza vaya recuperando su simetría.
Lo que hace este tipo de casco es aplicar algo de presión sobre la parte abultada de la cabeza y dejar libre de apoyo la parte que está aplanada, de manera que el cráneo se desarrolle hacia ese lado.
Las zonas de presión del casco se van modificando en las correspondientes revisiones médicas.
Como conclusión, podríamos decir que es importante que observes el desarrollo de la cabecita de tu bebé para detectar a tiempo una posible plagiocefalia. Y que tanto los cambios posturales como el uso de un colchón de cuna adecuado ayudarán a prevenirla y a tratarla en caso de que se produzca.
¿Qué es el puerperio o posparto?
Después de dar a luz, el cuerpo de la mujer pasa por un periodo de recuperación conocido como “puerperio”, “posparto” o “cuarentena”.
Si estás atravesando por esta etapa, habrás notado una serie de síntomas o cambios fisiológicos, y quizás te preguntes si son normales o se deben a alguna otra causa.
Para salir de dudas, vamos a explicarte en qué es el puerperio, cuáles son los cambios y alteraciones que puedes notar y cuánto dura normalmente de este periodo de posparto.
Qué es el puerperio y cuáles son los síntomas
Como ya te hemos avanzado, el puerperio es una etapa que atraviesa la mujer desde el primer día del parto y durante la cual su organismo va volviendo al estado en el que se encontraba antes del embarazo. Es decir, va recuperando la normalidad.
Sin embargo, esa recuperación implica una serie de cambios fisiológicos:
- Loquios o pérdidas de sangre: después del parto, se produce el flujo de loquios, una secreción vaginal que contiene el exceso de sangre, moco y tejido placentario acumulados durante el embarazo.
- Eliminación de agua: son aproximadamente dos litros que se han ido acumulando en los tejidos en el periodo de gestación y se eliminan a través del sudor y la orina después de dar a luz.
- Entuertos por la involución uterina: si, durante el embarazo, el útero aumenta su tamaño y modifica su altura y posición, tras la expulsión de la placenta, se produce la llamada “involución uterina”, por la que el útero se contrae para volver a su tamaño normal. Mientras que el cuello del útero recupera su tamaño habitual en dos o tres días, la vagina tarda diez días en hacerlo. Como consecuencia de la involución uterina, se producen los llamados “entuertos” o contracciones posparto, que pueden ser dolorosas, pero que favorecen la expulsión de los loquios. También se ablandan las paredes abdominales.
- Estreñimiento: es normal padecerlo en la cuarentena, sobre todo si has estado aplicándote enemas durante el embarazo. Por tanto, es aconsejable que la dieta en el puerperio o postparto sea rica en fibras (fruta y cereales integrales).
- Problemas a la hora de orinar: al cambiar la intensidad de la contracción de la vejiga, puedes tener dificultad para orinar justo después del parto. Al cabo de unos días, puede sucederte lo contrario, es decir, notar cierta incontinencia urinaria.
- Cambios hormonales: una semana después de haber dado a luz, las hormonas vuelven a sus niveles habituales (la progesterona, los estrógenos y la gonadotropina coriónica humana, entre otras). Sin embargo, la secreción de prolactina aumenta notablemente siempre que se mantenga la lactancia materna.
- Pérdida de peso: al salir el bebé y expulsar la placenta, el líquido amniótico, los loquios y el exceso de agua, la madre pierde hasta 7 kilos en el puerperio.
- Reducción del volumen abdominal: es un cambio muy positivo, ya que desaparece la presión sobre los órganos internos, concretamente, el diafragma, los pulmones, el estómago, el intestino y la vejiga. Esto favorece la normalización de varias funciones, como la respiratoria y la digestiva.
- Bajada de defensas: en el puerperio, aumenta el riesgo de contraer alguna infección, debido a la bajada de defensas. Así pues, conviene reforzar el sistema inmunitario con una alimentación adecuada y, tal vez, algún suplemento recetado por tu médico.
- Alteraciones dermatológicas: por un lado, la reducción de los niveles de progesterona en el posparto, suele provocar una caída brusca del cabello. Por otro lado, van desapareciendo las manchas en la piel y la línea alba.
- Regreso de la menstruación: el tiempo que tarda en llegar el periodo después del parto depende, sobre todo, de la lactancia materna. Lo habitual es que la regla vuelva a bajarte al cabo de unos 40 días después del parto. No obstante, si sigues dándole el pecho a tu bebé, el regreso de la menstruación puede retrasarse hasta el final del periodo de lactancia materna o incluso más tiempo.
Aunque estos son los síntomas habituales del puerperio, a veces, se producen complicaciones, como alguna infección o la depresión posparto, la cual padece 1 de cada 10 madres en los países industrializados (el doble en los países en desarrollo, según la OMS).
Cómo es el sangrado en el puerperio
Ya te hemos explicado que uno de los síntomas del puerperio, que se produce normalmente a partir del segundo día después del parto, es el flujo de loquios.
¿Por qué se produce este sangrado en el puerperio?
El origen de esta pérdida de sangre después del parto está en la herida que forma el desprendimiento de la placenta, justo en el punto donde esta se unía al útero durante el embarazo.
Cabe recordar que la placenta se desprenderá tanto si has tenido un parto natural como si te han practicado una cesárea.
Por tanto, en ambos tipos de parto, de la herida interna resultante saldrán loquios, que no son otra cosa que una mezcla de secreción de la herida, sangre, mucosa y residuos de tejido de la placenta.
El color de los loquios va cambiando a medida que cicatriza la herida del útero. Así, al principio, el sangrado en el puerperio es rojo claro y luego se vuelve rosáceo, pasa a pardusco y acaba con un color blanco amarillento.
Si no produjera ese cambio de color -manteniéndose el rojo claro- y si el sangrado siguiera siendo intenso y no remitiera a las dos semanas aproximadamente, debes consultar a tu especialista para asegurarte de que, además de la herida interna normal, no se haya producido algún tipo de lesión añadida, como un desgarro vaginal, una fisura perineal o incluso una rotura uterina.
Otras causas del sangrado excesivo en el puerperio pueden ser un desorden de coagulación sanguínea o una atonía por contracción insuficiente del útero justo después del parto.
En cualquier caso, es importante que descanses después de haber dado a luz y que no hagas esfuerzos excesivos para ayudar a que cicatrice la herida que provoca el sangrado en el puerperio.
Cuánto tiempo dura el puerperio
Entre 40 y 45 oscila el número de días que dura el puerperio fisiológico. Pero esta duración puede extenderse en mujeres que dan de mamar por un periodo prolongado o activo.
Realmente, el puerperio fisiológico o posparto se divide en cuatro fases. Veámoslas una por una.
Puerperio inmediato
Se desarrolla durante las 24 horas posteriores al parto.
Aparte de la cascada de emociones que se produce en la madre por la primera toma de contacto con el bebé, su cuerpo, debilitado por el esfuerzo del parto, empieza a experimentar el cambio de situación.
Es importante, por tanto, procurar el descanso de la madre y del bebé, así como vigilar que no se produzca ninguna hemorragia.
Puerperio mediato o precoz
Abarca del segundo al décimo día después del parto.
Es la fase en la que comienza la involución uterina. El tamaño del útero se va reduciendo unos 2 centímetros diarios, lo que se refleja en los entuertos o contracciones posparto.
Por este proceso, se empiezan a producir las pérdidas de sangre o loquios, que duran entre seis y ocho semanas.
Asimismo, durante el puerperio mediato, se inicia la subida de leche y los pechos se hinchan.
La parte positiva es que, al dar el pecho, la liberación de la hormona oxitocina en el cuerpo de la mujer ayuda a reducir el dolor y el efecto de las contracciones en el útero.
Puerperio alejado
Empieza el undécimo día del posparto y acaba entre los días 40 y 45, cuando se produce el regreso de la menstruación.
Sin embargo, como ya hemos comentado, si la madre optara por seguir dando el pecho, el puerperio se extendería y entraría en una cuarta fase, llamada “puerperio tardío”.
Puerperio tardío
Podría llegar a abarcar desde el final de la cuarentena hasta el sexto mes después del parto, en caso de que se mantuviera la lactancia materna exclusiva.
En consecuencia, la madre seguiría sin menstruación, ya que la prolactina -hormona que promueve la producción de leche- impide que se restablezca el equilibrio hormonal necesario para dar lugar a la ovulación.
Qué es el puerperio patológico
Hasta ahora, te hemos explicado lo que es el puerperio fisiológico o normal, pero, a veces, se producen complicaciones durante este periodo, como hemorragias, infección puerperal (afecta a los órganos genitales), trombosis, mastitis o depresión posparto.
En este caso, estaríamos hablando de puerperio patológico, en el que la mujer afectada requeriría de tratamientos médicos específicos.
Por eso, es importante que, después del parto, la madre se someta una serie de revisiones médicas por parte del obstetra y vigile cualquier signo de alarma, como fiebre alta, hemorragia abundante, dolores inguinales más allá del quinto día del parto, dolor intenso en el pecho, molestias al orinar o estado depresivo.
Sexo en la cuarentena: ¿sí o no?
Por último, queríamos mencionar una cuestión que suele generar dudas entre las mujeres que acaban de dar a luz: ¿Se pueden tener relaciones sexuales en el puerperio o cuarentena?
Realmente, el sexo en la cuarentena no está contraindicado, pero sí que es cierto que los cambios fisiológicos – sobre todo, el sangrado posparto o loquios- y anatómicos del puerperio, pueden hacer que las relaciones sexuales sean algo incómodas.
Especialmente, en los casos en los que se ha practicado una episiotomía, es frecuente tener hipersensibilidad e incluso dolor durante las relaciones sexuales.
A estos síntomas se une el cansancio que produce el cuidado del bebé.
La recomendación general de los especialistas es que, si se ha producido alguna sutura en el parto, conviene esperar unas semanas para que cicatrice bien. A partir de ahí, es cuestión de ir probando y observando las sensaciones sin forzar la situación.
También conviene recordar que, aunque es poco probable, sí es posible quedarte embarazada en la cuarentena. Así que no hay que confiarse del todo.
Como ya ves, el puerperio es una etapa en la que, además de cuidar a tu bebé, tienes que intentar procurarte cuidados también a ti misma y vigilar que no se produzca ninguna complicación.
Ya sabes, la salud ante todo. 🙏
Cómo saber si estoy embarazada: síntomas y pruebas de embarazo
Aunque la forma más fiable de saber si estás embarazada es con un análisis de sangre cuantitativo, hay muchos síntomas que pueden ponerte en alerta, así como varias pruebas de embarazo que se realizan en casa y que te ofrecerán un primer diagnóstico hasta que vayas al médico a confirmarlo.
Veamos, pues, todos los indicadores conocidos para saber si estás embarazada.
¿Embarazo? Los primeros síntomas que te pueden hacer sospechar
En caso de que tengas algún retraso de la regla o, sencillamente, creas que te puedes haber quedado embarazada, observa tu propio cuerpo, ya que hay una serie de síntomas que suelen darse durante los primeros días de embarazo. Estos son los principales:
- Cansancio intenso y fatiga: por toda la energía que emplea el cuerpo de la mujer cuando se prepara para albergar una nueva vida, es habitual que tenga una fuerte sensación de cansancio, sueño y debilidad las primeras semanas del embarazo.
- Pechos hinchados y sensibles: cuando una mujer se queda embarazada, la progesterona y los estrógenos provocan un aumento del flujo sanguíneo en las mamas, así como de la capa de grasa y de las glándulas lácteas. Así pues, es normal que los pechos estén especialmente sensibles e irritables.
- Mareos frecuentes: al activarse más el sistema cardiovascular, se produce una bajada de la tensión arterial, lo cual puede provocar mareos inesperados e, incluso, desmayos.
- Naúseas y vómitos: durante el primer trimestre del embarazo, la alteración hormonal puede hacer sentir a la mujer el estómago revuelto y ganas de vomitar, aunque no sucede en todos los casos.
- Dolor abdominal o cólicos: este síntoma está originado por los cambios estructurales del útero que se está preparando para la gestación.
- Encías inflamadas: cuando empieza la gestación, el aumento del flujo sanguíneo por los cambios de niveles en la progesterona y los estrógenos, pueden derivar en enrojecimiento e inflamación de las encías.
- Sabor metálico en la boca: puedes tener esta sensación de forma constante o solo al comer ciertos alimentos. Es un síntoma provocado por el aumento de estrógenos para nivelar el olfato y el gusto durante el embarazo. Se contrarresta con el consumo de algunos alimentos ácidos.
- Alta sensibilidad a algunos olores: este síntoma tiene la misma causa hormonal que el sabor metálico y se traduce en un olfato más agudo, lo que hace que algunos olores que considerabas buenos lleguen a ser desagradables.
- Expulsión de gases dolorosa: esto se produce por dos razones. Por un lado, porque al aumentar la progesterona, la digestión se hace más lenta. Y, por otra parte, como el útero empieza a crecer, este presiona a los órganos que tiene alrededor y produce así una mayor acumulación de gases, cuya expulsión es molesta.
- Flujo vaginal blanquecino: es otra de las consecuencias del aumento de la progesterona y los estrógenos. El flujo se vuelve blanquecino, inoloro y menos denso de lo normal.
Diferencias entre los síntomas premenstruales y los del embarazo
Entre los síntomas de embarazo que te hemos mencionado, hay algunos que habrás identificado como los que sueles tener cuando te va a bajar la regla.
Por ejemplo, el dolor abdominal, el cansancio o la inflamación de los pechos son síntomas premenstruales bastante comunes.
Entonces, ¿cómo saber si lo que tienes son síntomas premenstruales o de embarazo?
Lo primero en lo que te tienes que fijar es en la ausencia de la regla, también llamada amenorrea.
Es cierto que, a veces, durante los primeros días del embarazo, se producen algunos sangrados, pero, como te vamos a explicar más adelante, se trata de un flujo diferente al sangrado de la regla.
Otros síntomas que pueden darse en el embarazo y que no son tan comunes los días antes a la llegada de la menstruación son el aumento de la temperatura corporal y la sensación de tener el cuerpo hinchado en general (no solo los pechos y el vientre).
En cualquier caso, es recomendable que conozcas bien el funcionamiento de tu ciclo menstrual, no solo para distinguir los síntomas de la regla, sino para saber cuáles son los días más fértiles para quedarte embarazada.
Test para saber si estás embarazada
Una vez has detectado en tu cuerpo algunos de los síntomas que te hemos descrito anteriormente y que te hacen sospechar que estás embarazada, puedes salir de dudas haciéndote un test de embarazo desde la primera falta de la regla.
Existen dos grandes tipos de test de embarazo: test de orina y análisis de sangre cuantitativo.
Test de orina
Este tipo test de embarazo se vende en las farmacias y lo puedes realizar en casa, ya que no entraña ninguna dificultad. Además, suele tener alrededor de un 99% de fiabilidad.
Lo que hace este test es detectar la presencia de la hormona gonadotropina coriónica (hCG) en una muestra de orina.
Según la forma en que se recoge esa muestra orina y en que se refleja el resultado, podemos distinguir entre varios tipos de test de embarazo:
- Test de tiras reactivas: es el más básico, ya que consiste simplemente en una tira reactiva a la hormona hCG, que debes introducir en el recipiente que incluye y que habrás llenado con tu orina. Al cabo de unos minutos, sacas la tira y, si ves dos líneas, el resultado es positivo. El inconveniente es que las líneas no se ven con mucha precisión.
- Test de orina por goteo: está compuesto por un cartucho con una ventanita, un recipiente de plástico estéril y un gotero. Has de orinar en el recipiente, extraer de ahí una muestra con el gotero y colocar unas gotas en la apertura del cartucho. Pasados unos 3-5 minutos, sabrás si estás embarazada, porque, de ser así, aparecerán dos líneas en la ventanita.
- Test de embarazo por flujo de orina: son los más demandados tanto por su alta fiabilidad como por la comodidad en el uso, ya que no requieren de un recipiente donde depositar la orina. Tienen una forma parecida a un bolígrafo, aunque hay que distinguir entre dos modelos según su sofisticación:
– Cartucho con resultado de líneas: funciona orinando sobre uno de los extremos del cartucho y esperando a que aparezca en la ventanita una línea (negativo) o dos (positivo).
– Cartucho con resultado digital: es el más sofisticado y preciso, ya que incluye una ventana digital que no solo te confirma si hay embarazo, sino que te indica de cuántas semanas estás embarazada.
Aunque, como hemos comentado, estos tests de embarazo caseros tienen una alta fiabilidad, a veces, dan falsos negativos, bien porque tu nivel de hCG es muy bajo y el test no lo detecta, o bien porque tu orina estaba muy diluida a la hora de hacértelo.
Por tanto, si el test de orina te da negativo y sigue sin bajarte la regla, lo recomendable es que lo repitas para saber si estás embarazada. Lo mejor es que lo hagas cuando llevas unos diez días de retraso y a primera hora de la mañana, cuando la orina está más concentrada.
En cuanto a los falsos positivos, se dan en muy pocas ocasiones, normalmente a causa de trastornos hormonales, tras un tratamiento de fertilidad o en caso de un embarazo ectópico (fuera del útero). Por eso, conviene siempre que, después de obtener un positivo con un test de embarazo casero, vayas al médico a confirmarlo.
Análisis de sangre cuantitativo o prueba beta-hCG
Esta es la única prueba de embarazo con el 100% de fiabilidad, porque mide con precisión la cantidad exacta de la hormona hCG. Pero, obviamente, solo se hace en consulta médica.
Cómo saber si estás embarazada sin un test: pruebas de embarazo caseras
Antes de que existieran los test de orina de farmacia, había otras formas de saber si estabas embarazada.
Era una época en que se usaban pruebas de embarazo caseras y, aunque carecían de evidencia científica, resultaban eficaces en muchos casos.
Vamos a ver algunas de ellas.
Saber si estás embarazada con vinagre
Es la prueba de embarazo casera más conocida.
Se hace recogiendo la orina de la mañana en un recipiente de cristal previamente esterilizado con agua hirviendo. Después, se añade una cucharada de vinagre y se deja reposar unos 20 minutos.
Si, transcurrido ese tiempo, se forma una espuma o el contenido del recipiente cambia de color, el resultado es positivo.
Prueba de embarazo casera con cloro
Para saber si estás embarazada usando cloro, también has de recoger la orina de la mañana en un recipiente de cristal esterilizado. Aquí, en vez de añadir vinagre, echas un poco de cloro y, como en el caso anterior, si al cabo de unos veinte minutos, la mezcla se cubre de espuma o cambia de color, será señal de que estás embarazada.
Averiguar si estás embarazada usando aceite
La prueba del aceite se considera uno de los test de embarazo caseros más fiables.
El proceso comienza igual que con la prueba del vinagre y la del cloro. Pero a la orina se le agregan dos gotas de aceite, una separada de la otra.
Si las gotas de aceite se juntan en la orina, estás embarazada.
Prueba de embarazo casera con una aguja
Es la forma menos fiable de saber si estás embarazada y parece más propia de un adivino, pero te la contamos como simple curiosidad.
Esta prueba se hace enhebrando una aguja con un hilo de unos 30 centímetros, en cuyo extremo se ata un nudo.
La mujer con sospecha de embarazo se tumba boca arriba y otra persona sujeta el hilo por el nudo, de forma que la aguja quede en suspensión y quieta, señalando al vientre de la mujer.
Supuestamente, la aguja no tarda en moverse si hay embarazo. Si no, se queda inmóvil.
Además, existe la creencia de que si la aguja se mueve en sentido lineal, lo que viene es un niño, mientras que si lo hace en círculos, es niña.
¿De cuántas semanas estás? Calculadora de embarazo, gestograma y ecografía
Cuando una prueba de embarazo te da positivo, la duda que te surge a continuación es de cuántas semanas estás embarazada, es decir, cuál es la edad gestacional en tu caso.
Como te hemos explicado anteriormente, los tests por flujo de orina con resultado digital ya reflejan ese dato al mismo tiempo que te confirman el embarazo.
Pero existen otras formas de averiguar en qué semana de gestación estás y cuál es la fecha probable de tu parto (FPP), teniendo en cuenta que un embarazo normal dura 40 semanas (280 días).
Una de esas formas es la calculadora de embarazo. Puedes encontrar calculadoras de embarazo online gratuitas, que te sacarán la cuenta automáticamente, tan solo introduciendo los datos.
No obstante, también puedes hacer el cálculo manualmente. ¿Cómo?:
Apunta el día de inicio de tu último periodo menstrual (FUM), también llamado fecha de tu última regla (FUR):
Para averiguar en qué semana de embarazo estás, cuenta las semanas en el calendario hasta la fecha actual (en la que haces el cálculo). Te puedes ayudar de este calendario:
Otra forma de averiguar la edad gestacional es el gestograma o rueda del embarazo. Es una rueda que utilizan los obstetras y que contiene dos discos con el calendario (fijo) y las semanas de gestación (móvil). Al hacer coincidir la fecha del día cero del disco móvil en el día de la FUM (fecha de la última menstruación), se obtiene la edad gestacional en semanas cumplidas.
No obstante, la forma más fiable de averiguar de cuántas semanas estás embarazada y en qué fecha aproximada vas a dar a luz, es mediante una ecografía en tu clínica ginecológica.
Estar embarazada y tener la regla
No queríamos terminar este artículo sin abordar un tema que inquieta a muchas mujeres que están buscando quedarse embarazadas.
Y es que, a veces, ocurre que no solo no tienen síntomas aparentes de embarazo, sino que además, tienen la regla…o eso creen.
No se trata de una regla normal, sino de un sangrado más escaso y con un color rosado o rojo, menos espeso y sin coágulos.
Es lo que se conoce como “falsa regla” y se produce por la implantación del óvulo fecundado. Cuando el embrión llega al útero se mete en el tejido uterino, lo que provoca la rotura de vasos sanguíneos. La sangre, entonces, se expulsa de sangrado.
Por tanto, si estás intentando quedarte embarazada y observas esta regla rara, no descartes hacerte el test de embarazo, porque puede darte positivo.
Ahora ya tienes todas las claves sobre cómo saber si estás embarazada. En caso de que lo confirmes, enhorabuena. ?
Recuerda que tanto en nuestro blog como en nuestras redes sociales podrás encontrar multitud de consejos que seguro te van a ayudar en tu maternidad.
FOTO CABECERA: jcomp para Freepik
Beneficios de la lactancia materna: guía para dar el mejor alimento a tu bebé
Por todos los nutrientes y defensas que aporta, la leche materna es el mejor alimento que le puedes dar a tu bebé, como demuestran numerosos estudios científicos que se han realizado sobre la lactancia y la alimentación infantil.
La propia OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida del/la niño/a, para luego mantenerla como suplemento hasta los dos años.
En este artículo, no solo queremos hablarte de los importantes beneficios de la lactancia materna, sino también ofrecerte una guía que te ayude a la hora de dar el pecho a tu bebé y que te resuelva todas las dudas que normalmente se generan en torno a este tema.
Ventajas de la lactancia materna para el bebé y para la madre
La leche de la madre está formada por lípidos, proteínas, minerales y moléculas inmunes.
Solo por esto, ya es fácil imaginar varios beneficios de la lactancia materna para el desarrollo y el crecimiento del bebé.
Vamos a ver los más importantes, así como las ventajas que también tiene para la salud de la madre dar el pecho a su peque.
Beneficios de la lactancia para el bebé
- Durante los primeros días tras el parto, el calostro (primera leche materna, de color algo amarillento) desempeña un papel crucial en el organismo del recién nacido, que le beneficiará toda la vida :
- Le aporta todos los nutrientes que necesita, especialmente proteínas.
- Le proporciona defensas inmunológicas. La inmunoglobulina A secretora que contiene el calostro forma una película protectora sobre las mucosas en los intestinos, nariz y garganta del bebé, justo las partes más vulnerables ante virus, bacterias, infecciones y alergias.
- Ayuda al tránsito intestinal y estimula la demanda de alimento y, por tanto, la producción de leche.
- Reduce la absorción de bilirrubina. El excedente es eliminado por las heces, lo que evita problemas de ictericia.
- Pasados los primeros días, la leche materna ofrece al bebé la proporción idónea de vitaminas, proteínas y grasas durante todo el tiempo que dura la lactancia. Además, la composición va cambiando de forma natural para adaptarse a las necesidades del infante conforme a su crecimiento.
- Reduce el riesgo de obesidad: al autorregularse la cantidad de leche consumida, el bebé toma solo la cantidad necesaria y va aumentando su peso en la justa medida.
- Prolonga el periodo de inmunidad natural, al aportar al bebé los anticuerpos de la madre. Estos le ayudan a combatir específicamente los virus y bacterias a los que está expuesto en su entorno. Así pues, la lactancia materna en la primera etapa de la vida favorece el desarrollo inmunológico del bebé.
- Previene las alergias, porque el bebé se expone menos alérgenos en los primeros meses de vida, que es la etapa más susceptible a este problema.
- Disminuye la predisposición a enfermedades respiratorias y digestivas. Está demostrado que los bebés que se alimentan exclusivamente con leche materna durante los primeros seis meses de vida tienen menos enfermedades respiratorias – por ejemplo, asma-, infecciones en el oído y molestias digestivas e intestinales.
- Favorece un correcto desarrollo de la mandíbula y los dientes: al succionar para extraer la leche, la mandíbula del bebé va avanzando y alcanza una posición apropiada alrededor de los 8 meses, lo cual es muy importante para el óptimo desarrollo de las estructuras orofaciales que, entre otras cosas, contribuyen al habla. Este desarrollo es menor si el bebé succiona con tetina, ya que sus movimientos son más pasivos.
- Prepara al bebé para los cambios de sabor en su alimentación: la variedad en la dieta de la madre hace que el bebé reciba diferentes sabores en la leche materna, lo cual le genera una mejor predisposición a admitir nuevos alimentos cuando crezca.
- Crea un fuerte vínculo emocional entre madre e hijo: la proximidad y el cuidado favorecen la autoestima del/la niño/a y la relación positiva con la madre.
Beneficios de la lactancia para la madre
- Reduce el riesgo de hemorragia tras el parto: la succión del bebé estimula la producción de oxitocina, la cual provoca la salida de la leche y la contracción del útero.
- Ayuda a prevenir la depresión postparto: el incremento de los niveles de oxitocina, conocida como “la hormona del amor” produce un efecto antidepresivo.
- Previene la anemia ferropénica, al disminuirse las pérdidas de sangre después del parto.
- Mejora la presión arterial y reduce el estrés.
- Reduce el riesgo de padecer infartos, ictus, diabetes de tipo 2 y cáncer (de mama, ovarios y útero).
Tablas peso de los bebés y lactancia materna
Aunque el peso de los bebés no es el mismo en todos los casos y depende de factores como la genética, lo cierto es que siempre se debe producir un aumento de peso y talla progresivo y acorde a su edad.
En el periodo de lactancia materna, el aumento de peso de los bebés debe ser, aproximadamente, de 20 gramos al día durante las seis primeras semanas. Después, el incremento de peso esperado va disminuyendo, como se muestra en la siguiente tabla:
No obstante, ten en cuenta que, durante los primeros meses de vida, el recién nacido suele perder entre el 7% y el 10% del peso que marcaba nada más nacer (entre otras cosas, por la expulsión del meconio).
De forma más específica, las tablas que se suelen usar para representar la evolución del crecimiento normal de los lactantes sanos, tanto en peso como en estatura, son los percentiles.
Sin embargo, no has de obsesionarte con esta referencia, puesto que ha de ser el/la pediatra quien valore tu caso particular.
Posiciones para dar el pecho
Entramos ahora de lleno a una cuestión importante: ¿qué posición es la más adecuada para dar el pecho? ¿Cómo tenéis que estar colocados tú y el bebé ?
Realmente, no hay una posición ideal para la lactancia materna. Lo importante es que tú y tu bebé estéis cómodos, y que haya un buen agarre para que el peque ingiera la cantidad de leche que necesita y, al mismo tiempo, tú no sientas dolor.
En este sentido, como te explicábamos en el artículo ¿Cómo curar las grietas del pezón? Leche materna vs Lanolina HPA, para que el bebé se agarre correctamente a tu pecho, debes asegurarte de que su boquita, además del pezón, abarque gran parte de la areola. Su nariz y barbilla han de quedar pegadas a tu pecho, formando lo que se conoce como “boquita de pez”.
Dicho esto, vamos a ver las posiciones para dar el pecho más conocidas y que puedes ir probando hasta dar con la mejor se adapte a tus circunstancias.
Posiciones con la madre acostada
- Posición biológica: se llama así porque es la más instintiva y la que se suele adoptar en la primera toma tras el parto. La madre está estirada o reclinada boca arriba y el bebé encima. Instintivamente buscará el pecho para agarrarse.
Si la madre ha sufrido una cesárea, puede probar a colocar al bebé a la altura del pecho y con su cuerpo transversal a ella.
- Posición de lado: es la misma que la posición anterior, pero con la madre acostada de lado y el bebé frente a ella, en paralelo a su cuerpo. Viene muy bien si practicas colecho, ya que tu bebé permanece acostado, al igual que tú.
Posiciones con la madre sentada
- Posición de cuna: la madre sentada en vertical y el bebé colocado de lado, con su cabeza y cuello apoyados en el antebrazo de ella. No es la posición más adecuada con un recién nacido, ya que no proporciona tanta sujeción al bebé como el resto de posiciones. Puede ayudar un cojín detrás de la madre o una almohada de lactancia en su regazo, sujetando a al bebé, pero siempre asegurándose de que éste no quede demasiado alto; los pechos han de permanecer en su altura de reposo natural para evitar pezones doloridos y tensión en el agarre.
- Posición de cuna cruzada: la diferencia con la de cuna es que el cuerpo del bebé descansa sobre el antebrazo contrario de la madre, de modo que pueda sujetar al bebé a la altura de su cuello y hombros para permitirle inclinar la cabeza antes del agarre. Esta posición es recomendable tanto para recién nacidos como para bebés pequeños o con dificultades para agarrarse al pecho, ya que la madre puede usar la mano que le queda libre para colocar bien el pecho.
- Posición de rugby: la madre se sienta con el bebé apoyado en su antebrazo. El cuerpecito del peque queda ligeramente curvado sobre el costado de la madre, con los pies enfocados hacia el respaldo del asiento. Esta es otra posición adecuada para los primeros días, ya que el bebé queda bien sujeto y se siente seguro. Además, la madre tiene una visión completa de su carita y controla el agarre. Al estar acurrucado a lo largo de tu cuerpo, tu bebé también se sentirá más seguro. También es recomendable esta posición para madres que hayan tenido una cesárea, un parto de gemelos o un bebé prematuro, así como para mujeres con pechos muy grandes.
- Posición de caballito: el bebé está sentado a horcajadas en el muslo de la madre o en su cadera, de forma que su columna y su cabeza se mantienen en posición vertical mientras mama. Es una manera cómoda de dar el pecho a un bebé que sea ya capaz de mantenerse sentado sin ayuda. También es aconsejable para bebés que sufren reflujo o infecciones de oído, así como a aquellos con anquiloglosia o un tono muscular bajo.
Otra postura de lactancia posible, aunque poco frecuente, es la posición “a cuatro patas”. En este caso, la madre se coloca boca abajo, apoyada sobre sus brazos y sus rodillas, dejando debajo un hueco donde va situado el bebé boca arriba y con sus pies en dirección a la cabeza de la madre. Es una posición que viene bien si la madre tiene una obstrucción o mastitis aguda localizada en la parte superior del pecho, ya que se facilita el drenaje de esos conductos.
Lactancia materna y trabajo: ¿cómo organizarte?
Una de las grandes preocupaciones de las mujeres que desean practicar la lactancia materna el máximo tiempo posible, por los grandes beneficios que esta aporta al bebé, es cómo compaginar la lactancia con el trabajo una vez se reincorpora a la rutina laboral.
Afortunadamente, el permiso de maternidad ha ido ampliándose con el tiempo hasta llegar a las 16 semanas, periodo que también se ha establecido ya para el permiso de paternidad.
Por tanto, las madres que quieren dar el pecho en exclusiva los seis meses que recomienda la OMS, pueden aprovechar el permiso de maternidad para cubrir más de la mitad de ese tiempo de lactancia materna.
¿Pero qué pasa con los dos meses restantes?
Aunque, hoy en día, el teletrabajo se está extendiendo cada vez más y esto facilita las cosas para la lactancia materna, todavía son muchas las mujeres que no tienen la opción de trabajar en casa. Para ellas, la mejor solución si no viven lejos del trabajo, es acogerse al permiso de lactancia después de reincorporarse.
El permiso de lactancia- tanto para la madre como para el padre- se puede disfrutar de tres maneras diferentes:
- Permiso retribuido de una hora cada día de trabajo o dos fracciones de media hora. Es decir, desde tu reincorporación, puedes ausentarte de tu puesto de trabajo una hora al día, en medio de tu jornada, hasta que tu bebé cumpla nueve meses.
- Reducción de jornada de trabajo de media hora. Si lo que quieres es disfrutar del permiso de lactancia para entrar más tarde o salir antes de la jornada de trabajo, la duración del mismo será de sólo media hora y no de una hora, siempre hasta que tu bebé cumpla nueve meses.
- Permiso de lactancia acumulada. Si así lo permite el convenio de tu empresa, tienes la posibilidad de sumar la hora a la que se tiene derecho por lactancia y convertirlas en jornadas de trabajo. Es una hora por día de trabajo efectivo, independientemente de la jornada que se haga.
Recuerda que, para disfrutar del permiso de lactancia, deberás preavisar a tu empresa con 15 días de antelación o la que se determina en el convenio colectivo aplicable.
¿Y si el permiso de lactancia no es una solución para ti por vivir lejos del trabajo o por cualquier otra razón?
Entonces, tendrías que recurrir a la extracción de leche materna – con un extractor manual o eléctrico- y al almacenamiento de la misma en el congelador o en el refrigerador para que quien cuida a tu bebé se la pueda dar en biberón mientras tú trabajas fuera de casa.
Ten en cuenta que la leche materna refrigerada entre 0º y 4º, se mantiene fresca de 5 a 8 días. Por su parte, en el congelador de un combi, puede durar entre 3 y 4 meses.
Preguntas frecuentes sobre la lactancia materna
Vamos a acabar resolviendo algunas dudas que suelen darse entre madres y padres con hijos lactantes.
¿Cuánto tarda en subir la leche después de dar a luz?
La leche materna sube entre las 30 y las 72 horas después del parto. A las madres primerizas, les tarda algo más en subir que a las madres que ya han dado a luz anteriormente.
¿Durante cuánto tiempo se debe amamantar al bebé en cada toma?
No hay establecido un tiempo determinado. Lo ideal es que el bebé decida cuándo tiene suficiente. Lo sabrás porque se separará del pecho.
¿Cuánto tiempo debo esperar para amamantar después de haber comido?
Realmente, no tienes por qué esperar para dar el pecho después de haber comido. Es más, incluso puedes comer mientras amamantas a tu bebé, siempre que tengas cuidado de que no sea algo muy caliente que le pueda caer encima de forma accidental.
¿Qué alimentos son perjudiciales para la lactancia?
Según los especialistas, la mujer que da el pecho puede comer lo que quiera, aunque sí hacen algunas recomendaciones sobre algunos alimentos y bebidas:
- Limitar el consumo de bebidas con cafeína: en grandes cantidades, pueden producir insomnio y nerviosismo en el bebé.
- Evitar las bebidas alcohólicas durante los 3 primeros meses, y luego restringir mucho su consumo: el nivel de alcohol pasa rápidamente a la leche materna, sobre todo entre los 30 y 60 minutos después de haber bebido.
- Evitar los pescados con alto nivel de mercurio: en general, son los peces predadores (atún rojo, pez espada, emperador, lucio,…).
- Observar la reacción del bebé ante determinados alimentos que alteran el sabor de la leche: cítricos, cebolla, ajo, alcachofa, coliflor….
¿Qué alimentos le producen gases a los bebés durante la lactancia?
No se ha demostrado que ningún alimento de los que coma la madre genere gases (ni cólicos) en el bebé, aunque sí se los produzca a la madre.
¿Qué puede tomar una mujer para producir leche materna?
Para que una madre produzca leche de calidad ha de nutrirse bien y aumentar el consumo de alimentos son ricos en omega 3, vitaminas y minerales, como como pescados (excepto los de alto contenido en mercurio), frutas frescas, legumbres, vegetales, semillas como chía y linaza, y alimentos integrales como pan integral y arroz integral.
¿Cómo aliviar los cólicos de un recién nacido?
A cada bebé le funciona mejor una cosa. Puedes probar varios métodos: acunar al bebé en los brazos para que sienta el contacto piel con piel, ponerlo en posición vertical para ayudar a disminuir la acidez, mover los gases y expulsarlos; darle masajes circulares y suaves en su abdomen, en el sentido de las agujas del reloj; colocarle una toalla calentita en el vientre; o tratar de relajarle con música.
¿Te ha ayudado este artículo para orientarte sobre los beneficios de la lactancia materna y las principales pautas para practicarla?
Si tienes alguna duda añadida o alguna sugerencia, deja tu comentario e iremos ampliando la información.
Daniela Broilo: emprendedora, resiliente y en constante transformación
Hoy te traemos otra historia personal relacionada con Cool-Dreams.
Una de las cosas positivas que nos trajo 2020 fue la puesta en marcha de nuestra academia online, con la que queremos ayudar a padres y educadores a través de talleres en torno a la crianza y la educación de los niños.
Entre los expertos que colaboran con nosotros, contamos con Daniela Broilo, especialista en Pedagogía Pikler, a la que nos gustaría que conocieras mejor.
Ella se define como “una mujer emprendedora, resiliente y luchadora, en constante transformación y crecimiento, con conciencia de impermanencia” y feliz de las oportunidades que le brinda la vida en cada momento.
La maternidad como motor de transformación
La vida de Daniela está estrechamente vinculada a la maternidad, no solo porque es madre de dos niñas– Andrea (15 años) y Luna (3 años)-, sino también porque parte de su carrera profesional la ha enfocado a especializarse, como profesora de yoga, en embarazo, mamás y bebés.
Daniela Broilo (dcha.) con sus hijas, Andrea (izda.) y Luna (centro). “Para mí el yoga es una forma de estar en la vida y, sin duda, la meditación y conciencia en la respiración fueron claves para salir fortalecida de las experiencias de duelo que me ha tocado transitar”- dice Daniela refiriéndose a la triste pérdida de sus otras dos hijas, Abril y Alma, quienes murieron en el momento de nacer.
Asegura que, desde muy pequeña, ya tenía la idea de que algún día quería ser mamá, pero “lo que no sabía es que el camino hacia la maternidad no sería fácil y estaría lleno de ilusión, amor y entrega, pero también de miedo, sinsabores y lágrimas, muchas lágrimas y no siempre de felicidad…”
Sin embargo, a pesar de las esas lágrimas, Daniela Broilo hace una lectura positiva y afirma que la maternidad la ha transformado: “Mis hijas, las que están y las que se fueron, me han convertido en la mujer que soy hoy, más consciente del momento presente y de disfrutar con cada cosa que la vida nos regale”.
El afortunado encuentro con Emmi Pikler
En ese camino de transformación a través de la maternidad, se cruzaron un día los principios de Emmi Pikler, una pediatra húngara que, en los años 30 del siglo pasado, desarrolló una metodología de enseñanza rompedora con los esquemas clásicos occidentales.
“Desde muy joven, me he interesado por formas más orgánicas y respetuosas de vivir. Integré el yoga como forma de vida, una alimentación saludable y, con los embarazos de Abril y Alma, sentí la necesidad de leer e informarme sobre diferentes pedagogías y así poder elegir cuál era la que iba conmigo”- cuenta Daniela para explicarnos cómo descubrió a Emmi Pikler y se enamoró de su forma de entender la infancia y de relacionarse con los bebés.
“Desde el primer momento, supe que era desde los principios de su pedagogía que quería acompañar a mis hijas”– añade.
Esos principios son el respeto, libertad de movimiento, estabilidad y continuidad de cuidados, y comunicación (relación privilegiada). Parten de la idea de que el infante, desde el mismo momento de su nacimiento, es un ser con capacidad de iniciativa y acción, abierto al mundo y comunicativo.
Para Daniela Broilo, esta visión “nos invita a establecer una relación de autenticidad, respetando los ritmos individuales de cada bebé”: “Imagínate qué diferente es crecer acompañado siempre a favor de lo que puedes hacer, no de lo que no puedes; crecer sintiéndote capaz en cada momento, sin escuchar cosas cosas como Déjame a mí, que tú no puedes; Bájate de ahí, que te vas a caer, Eso no se toca, Tienes que aprender a ….etc, etc, etc. Crecer sin expectativas de que tienes que alcanzar determinadas cosas, sólo por el hecho de que ya tienes 6, 9 ó 12 meses”.
Espacio de Movimiento libre: su proyecto más reciente
Aunque Daniela ha ido aplicando como madre los principios de Emmi Pikler, hace tres años, le llegó la oportunidad de transmitírselos a otros padres en un espacio destinado a practicar este método.
“Cuando Luna tenía un año, me encontré con una compañera de la formación de yoga para mamás y bebés, que tiene un centro de yoga y me ofreció llevar un baby room. Acepté con la condición de que el espacio sería para juego y movimiento libre, siguiendo los principios de Emmi Pikler”- explica.
Espacio de Movimiento Libre, el proyecto más reciente de Daniela Broilo. Así surgió el Espacio de Movimiento Libre, su proyecto más reciente, que compagina con otra de sus facetas profesionales: el marketing (actualmente, Daniela es directora de Marketing de la Empresa Municipal de Transportes de Valencia), además de dar charlas e impartir talleres como los que están disponibles en nuestra academia online.
Al Espacio de Movimiento Libre van niños y niñas para moverse libremente, según su propia iniciativa, bajo la atenta mirada del adulto que les acompaña. La sala tiene las condiciones de seguridad y materiales necesarios para el desarrollo innato de los bebés.
Organizarse para “llegar a todo”
¿Cómo logra compaginar Daniela sus múltiples responsabilidades profesionales con la dedicación a su familia?
Según ella, la clave está en intentar organizarse “para llegar a todo”, pero siempre dando prioridad a pasar tiempo de calidad con sus hijas.
“Soy madrugadora. Sobre las 6:30/7:00 horas ya suelo estar en pie. Siempre que puedo me gusta dedicar un tiempo a mi práctica de yoga antes de ponerme en marcha. Luego, desayuno y preparo a Luna para ir al colegio”- cuenta Daniela, quien, en general, dedica las mañanas al trabajo y las tardes a estar con la familia.
Cuando tiene tiempo libre, le gusta leer y estar en contacto con la naturaleza.
Acompañar como madre, pero sin intentar dirigir
Respecto a la relación con sus hijas, esta consiste principalmente en estar presente, “sin intentar dirigir o decirles cómo tienen que vivir su vida”, sino simplemente estando disponible, cercana, con una escucha activa, atenta a sus necesidades reales y no a las que nos marca la sociedad, y, sobre todo, respetando el momento de desarrollo en que se encuentran cada una y manteniendo sus expectativas adultas a raya.
Una foto para el recuerdo: Daniela acompañando a Luna en sus primeros pasos. En este sentido, lo que más le gustaría a Daniela es que Andrea y Luna “crecieran sintiéndose libres para ser y hacer lo que desean, para expresar lo que sienten sin miedos ni tapujos”.
Pero, sobre todo, desea “que tengan presente siempre que la vida es impermanencia, que la muerte forma parte de la vida y que lo único real es el momento presente, para que puedan saborear al máximo cada situación que se les presente”.
El yoga en la vida diaria y en los momentos difíciles
En el tiempo compartido con sus hijas, también está presente el yoga, como práctica saludable y como juego didáctico: “Con Andrea practicamos yoga juntas jugando, igual que hago hoy con Luna. Es precioso compartir un espacio de conciencia y autocuidado con las personas que más quieres en el mundo”.
Y es que, para Daniela Broilo, el hecho de que sus hijas experimenten cómo, a través de la respiración, pueden cambiar sus estados de ánimo, “es un regalo que les acompañará toda la vida”.
“La vida es actitud y sólo depende de ellas. Integrar el yoga en tu vida diaria te enseña que tú no eres tu mente, pero debes cuidar tus pensamientos, porque ellos marcarán cómo te sientes y cómo actuarás en consecuencia”- afirma.
Daniela Broilo practicando yoga cuando estaba embarazada. Precisamente, ese poder sobre los pensamientos tiene mucho que ver con su idea de felicidad, la cual considera un estado de los muchos que transitamos a lo largo del día: “Mi felicidad está en sentir en cada momento que yo decido cuánto me afecta lo que pasa a mi alrededor y que puedo elegir quedarme en lugar de paz y serenidad”.
Es una filosofía que le ha ayudado en momentos difíciles, como el que ha atravesado recientemente al pasar la COVID-19: “Fue clave en mi recuperación mantener mi vibración alta y no dejarme arrastrar por el miedo. Una mente serena, proyectando un estado de salud”- destaca en relación con esta experiencia”
Según Daniela, cada persona, dentro de su nivel de conciencia, tiene la oportunidad de vivir esta pandemia como un aprendizaje.
El sueño del bebé: conoce sus etapas naturales y respeta su evolución
Pocos son los padres y madres a los que no les trae de cabeza el sueño de sus hijos, sobre todo en los primeros meses de vida.
“¿Es normal que se despierte tantas veces durante la noche?”, “¿Debe dormir sol@ o acompañad@?”, “¿No se malacostumbrará si l@ cojo en brazos cada vez que se despierta?”. Muchas son las dudas que nos asaltan acerca del sueño del bebé, pero, como afirma Daniela Broilo, experta en la pedagogía pikleriana del Movimiento Libre, el sueño es un proceso evolutivo y de autorregulación.
El sueño del bebé es diferente, porque las necesidades son distintas
Es decir, desde su nacimiento, el ser humano pasa por distintas etapas hasta que el sueño madura y se estabiliza, aproximandamente, a los seis años de edad. “En cada etapa de la vida, nuestro sueño es diferente, porque tenemos características y necesidades diferentes”- recuerda Daniela Broilo, que imparte el “Taller de sueño infantil”.
Sin embargo, por un enfoque occidental centrado en las necesidades del adulto, tendemos a intentar regular el sueño del bebé de manera forzada para que duerma sol@ y de un tirón lo antes posible, en vez de acompañarle y favorecer su sueño desde el respeto y la “actitud responsiva”, como propone Broilo en su taller.
Para eso, es conveniente que conozcas cómo es el sueño del bebé en cada etapa de su desarrollo.
El sueño del bebé: todas las etapas por las que pasará
Como hemos dicho, el sueño del bebé va evolucionando con el crecimiento y no se asemeja al sueño del adulto hasta los seis años de edad, es por ello importante elegir un colchón para bebé.
Veamos cuáles son las etapas por las que pasa previamente, teniendo en cuenta que hay variaciones dependiendo de cada bebé.
El sueño prenatal
En el vientre de la madre, el bebé tiene al principio un sueño activo, que se caracteriza por ser más ligero.
Pero, a partir del sexto mes de gestación, el 25% del sueño es tranquilo -más profundo- y, entre el 60% y el 70%, sueño REM, llamado así por el movimiento rápido de ojos (“rapid eye movement). Es en la fase REM donde se produce mayor actividad cerebral, ya que se ajustan las conexiones neuronales.
Después de nacer y hasta los seis años, se distinguen dos grandes etapas en el sueño del bebé:
- Etapa de construcción: de 0 a 7 meses.
- Etapa de maduración: de 8 meses a 6 años.
A lo largo de estos dos periodos, se van observando algunos cambios, que explicaremos ahora de forma resumida.
El sueño del bebé de 0 a 3 meses
Durante los primeros 2 meses de vida, los niños duermen de 14 a 20 horas al día, pero en ciclos de 50 a 60 minutos. Por tanto, tienen muchos despertares.
Pero, hacia los dos meses, ya experimentan fases más profundas del sueño y el número de despertares se reduce. De hecho, cuando se duermen, entran directamente en fase REM.
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Sin embargo, cuando llegan a los 3 meses, en el sueño de los bebés aparecen las fases I y II – fases de sueño ligero-, por lo que vuelven a despertarse más veces. Así que no te extrañe si ves este cambio repentino en tu bebé cuando ya te habías acostumbrado a que durmiera más horas seguidas.
El sueño del bebé de 4 a 7 meses
En esta etapa, el bebé se pasa dormido de 10 a 15 horas al día y el sueño empieza a ser circadiano. Es decir, ya comienza a distinguir el día de la noche, aunque el sueño nocturno es mayor. Por el día, hará dos siestas.
A las fases I y II, se unen ahora las fases III y IV. Por tanto, tendrá más despertares.
Como el bebé de 4 a 7 meses ya no inicia el sueño en fase REM, si se acaba de dormir, cualquier ruido puede despertarle.
El sueño del bebé de 8 meses a 2 años
Aquí el bebé ya entra en la etapa de maduración del sueño, por lo que va estabilizando los patrones y permanece menos horas dormido al día, aunque también van desapareciendo los despertares nocturnos.
El número de siestas se reduce a una en esta etapa.
El sueño del bebé a partir de los 3 años
Cuando tu hij@ llega a los 3 años de edad, su sueño se estabiliza y se concentra en la noche. Verás que, por lo general, tiene pocos despertares nocturnos y que ya no duerme siesta durante el día.
Con 6 años aproximadamente, tu hij@ tendrá ya consolidados los patrones de sueño propios de los adultos.
Una vez hemos visto en qué consiste el sueño del bebé en cada etapa, la cuestión es saber lo que necesita en cada momento y cómo podemos favorecer ese sueño de forma natural, para que nuestr@ hij@ se crezca seguro y confiado.
Para Daniela Broilo, la clave está en cuatro factores:
- El colecho( conoce los beneficios del colecho en este enlace).
- La relación entre la lactancia materna y el sueño del bebé
- La actitud responsiva
- Las rutinas
¿Te gustaría saber más sobre el sueño del bebé y cómo puedes ayudarle a dormir bien? No dudes en apuntarte al “Taller del sueño” impartido por Daniela Broilo, porque te va a sorprender el cambio de mirada que plantea.
Dejar el pañal: enseña a tu peque a controlar los esfínteres y a usar el váter
El control de esfínteres es un proceso que generalmente se desarrolla en el ser humano de forma natural, pero todos los padres con hijos pequeños han de enfrentarse en algún momento a la tarea de ayudarles a dejar el pañal.
Veamos cuál es la mejor forma de enseñar a tu peque a usar el váter para que haga sus necesidades de forma voluntaria.
¿Cuándo dejar el pañal?
No existe una edad fija para dejar el pañal. Cada niño tiene su ritmo y no hay que preocuparse por que esté tardando en controlar los esfínteres algo más que otros niños de su entorno (compañeros de guardería, primos, vecinos,…).
Despañalizar desde un enfoque Montessori
Respetar el ritmo de tu hijo/a para dejar de usar los pañales tiene mucho que ver con los principios de la pedagogía Montessori, así como con los del Movimiento Libre de Emmi Pikler.
En este sentido, si quieres despañalizar a tu peque desde un enfoque Montessori o desde el Movimiento Libre, lo primero que has de asumir es que no le puedes marcar tiempos concretos, porque el control de esfínteres infantil se adquiere poco a poco y depende del desarrollo del sistema nervioso central de cada niño.
Por tanto, trata de no meter presión a tu hijo/a con comentarios del estilo “Tus amiguitos ya no usan pañal y tienes que aprender de ellos”, “¿Ya te has hecho caca encima? Ay, qué cochino” o “Como no hagas pipí en el váter, hoy no habrá juego”. Tampoco has de obligarle a sentarse hasta que haga pis o caca ni reñirle porque haya ensuciado el pañal.
Asimismo, no es aconsejable premiar a tu peque porque porque haya hecho sus necesidades en un orinal o en el inodoro. Ha de verlo como un hábito normal y no como un reto o un concurso.
En el siguiente vídeo, se resumen muy bien las claves para dejar el pañal al estilo Montessori:
¿Por qué conviene que tu peque deje el pañal antes de los 3 años?
Después de todo lo que hemos explicado sobre los tiempos de cada niño para controlar sus esfínteres, hay un hecho que tampoco debemos pasar por alto.
Cuando los niños comienzan el segundo ciclo de la educación infantil, a partir de los 3 años, el centro educativo no suele hacerse responsable de los cambios de pañal. Por tanto, conviene que los pequeños entren en ese ciclo sabiendo ir al váter solitos.
Cómo dejar el pañal: consejos que te ayudarán
Para dejar el pañal, los niños han de sentirse preparados física y emocionalmente. Así pues, el papel fundamental de los padres en este proceso consistirá en acompañarles en ese proceso y procurarles tanto el ambiente adecuado como todos los recursos necesarios para que aprendan por sí solos, más o menos desde los 15-18 meses de edad. Concretamente, nos estamos refiriendo a:
- Estímulos verbales: aunque tu hijo/a no sepa hablar aún, sí puedes ir nombrándole palabras clave asociadas a la idea de hacer sus necesidades de forma autónoma: “hacer pipi”, “hacer caca”, “orinal”, “váter”, “papel”, etc
- Entrenamiento motor: para que practique los movimientos necesarios e identifique las referencias espaciales, juega con tu peque a que se siente y se levante, se ponga de cuclillas, mueva su cuerpo hacia delante y hacia atrás, entre y salga del cuarto de baño, etc.
- Cuentos para dejar el pañal: hay muchos cuentos infantiles relacionados con dejar el pañal o ir al baño, que le puedes contar a tu peque. Aquí te mostramos varios ejemplos en vídeo:
- Mostrar el proceso: lleva a tu hijo/a al baño con el pañal sucio. Quítaselo y echa el contenido en el váter para que vea cómo va la caca del pañal al inodoro y conecte los conceptos. Deja que tire de la cadena y anímale a que se “despida de su caca”.
- Usar un orinal o wc infantil: tu peque lo identificará como algo propio que solo va a usar él/ella. Dáselo al principio como un juguete y anímale a que se siente en él.
- Ropa cómoda: es mejor que tu hijo/a lleve ropa sin cordones ni botonaduras cuando empiece a usar el orinal o wc infantil. También son muy prácticos los pañales del tipo calzoncillo o braguita -fáciles de bajar y subir- para que el/la niño/a vaya adquiriendo autonomía.
Las ventajas del orinal o wc infantil para dejar el pañal
El orinal o wc infantil puede ser una gran aliado a la hora de que tu hijo/a aprenda a prescindir del pañal. Es un recurso que nos aporta varias ventajas importantes:
- Diseños llamativos: hoy en día, existen modelos de orinales infantiles muy divertidos, que llaman mucho la atención de los niños, que los ven como un juguete más. Algunos incluso emulan la forma de un váter adulto, pero con el tamaño de nuestros pequeños.
- Es transportable: podrás llevar a cualquier lado ese objeto que tu hijo/a ve como algo de su propiedad.
- Está a su altura: frente a otro recurso como es el reductor de váter, el orinal cuenta con la ventaja de estar a ras de suelo. Esto facilita el acceso de los niños al asiento y el control del equilibrio.
- Fomenta su autonomía: gracias al orinal, los pequeños adquieren el hábito de hacer sus necesidades de forma autónoma, sin esperar indicaciones ni necesitar ayuda de un adulto.
Cómo enseñarle a hacer caca en el orinal o el wc: el método de las pegatinas
Imaginemos que ya le has explicado a tu peque que no tiene que hacer pipí y caca en el pañal, sino que ha de usar el orinal o el wc para niños. ¿Cómo conseguir ahora que se acostumbre a este nuevo hábito?
Muchos niños se resisten al cambio y, o bien se hacen caca en las braguitas de aprendizaje, o bien prefieren aguantarse, lo cual es peor, ya que les puede acarrear problemas de estreñimiento.
Uno de los métodos que mejor están funcionando para enseñar a los niños a hacer caca en el orinal y en el wc es el de las pegatinas.
Consiste en una tabla o póster con un dibujo, donde se representa al/la niño/a en los diferentes momentos del proceso, desde que siente ganas de hacer sus necesidades hasta que las hace en el wc o en el orinal.
Si el/la pequeño/a consigue el último objetivo, los padres le animan a poner una pegatina de un color llamativo en ese punto del dibujo.
Ejemplo de un dibujo con el que unos padres han enseñado a su hijo a hacer caca en el orinal con el método de las pegatinas. Además de estas tablas o pósters, que puedes hacer manualmente o comprarlos ya hechos, existen también calendarios para practicar el método de las pegatinas. La diferencia es que éstas no se pegan en un dibujo, sino en las casillas correspondientes a los días en que el/la niño/a haya logrado hacer caca o pipí solito/a en el wc infantil o en el orinal.
Siguiendo estos consejos que te hemos proporcionado sobre cómo dejar el pañal, estamos seguros de que el proceso te resultará mucho más fácil. Si es así, no dudes en compartir este artículo con otros padres a los que crees que les puede ayudar.?